El cambio climático no da más tiempo de espera. Según el nuevo informe meteorológico de la ONU realizado en el 2022, el aumento sostenido de temperatura continuará y puede llegar a superar los 1,5°C en los próximos cinco años. Esto no solo tiene un impacto medioambiental catastrófico, sino que a la vez afecta la economía y ha dejado al descubierto que repercute en los niveles de inequidad social. 

En este escenario la acción gubernamental es clave para incentivar la educación ambiental y proponer nuevos modelos de pensamiento sostenible, que recuerden que hay esperanza en el planeta. La lucha contra el cambio climático y la deforestación entran en una nueva etapa de concienciación social en donde los avances pueden contribuir a asentar una transformación necesaria. Aquí las empresas y emprendimientos verdes se destacan por su creatividad y proponen soluciones tecnológicas e innovadoras, que prometen mitigar el cambio climático. 

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En Colombia y Latinoamérica, Daniel Salinas es un referente de emprendimiento sostenible y, en este momento, es uno de los empresarios medioambientales más jóvenes de la región. Hace 4 años inició con TreeLife, un emprendimiento que le apostaba a la reforestación, y hoy está al frente de Superplants, un proyecto que pretende conectar las plantas con tecnología para generar un movimiento que pueda resolver problemas sociales, económicos y ambientales.

A continuación, Salinas habla de lo que significa para él la sostenibilidad, el cambio climático y cómo su emprendimiento de súper plantas puede expandir la relación entre las personas y la naturaleza y, además, darle la vuelta al consumismo a favor de un futuro más verde. 

Fue en un salón de clases a sus 15 años que empezó a trabajar en proyectos sostenibles. ¿Cuál fue exactamente la motivación para iniciar a emprender en el área ambiental?

Sinceramente, yo creo que la urgencia de ver al mundo con dificultades y las ganas de querer dejar huella y trascender. Yo toda mi vida he querido trabajar en economía, porque cuando dejé mi sueño de ser futbolista, me metí a participar en modelos ONU y me enamoré de los libros de Keynes, Hayek, Adam Smith, Samuelson y Richard Thaler. Ellos fueron quienes me inspiraron a hacer algo por el cambio climático que en este momento es el mayor problema económico del mundo. Creo que la gente necesita ser más consciente de sus decisiones y con esto en mente, me arriesgué, junto a mi compañero Juan David Almansa, a dar el primer paso y emprender para cambiar la forma en la que pensamos, actuamos y vivimos. 

Esas primeras ideas se materializaron en TreeLife, una empresa emergente, que lo introdujo al mundo de la sostenibilidad. ¿Cómo fue el recorrido con TreeLife? 

Al iniciar esta travesía yo me pregunté, ¿qué podemos hacer rápido y fácil para ayudar al problema ambiental y económico que quiero resolver? Ahí se me vinieron a la mente los árboles y entonces empecé a sembrarlos. Íbamos a diferentes lugares de Colombia, con árboles y palas prestadas, y así empezamos a convocar más gente. Nos dimos cuenta de que la mayoría está dispuesta a ayudar, pero no tiene plata, tiempo ni sabe cómo plantar un árbol. En este mundo moderno y contemporáneo, era obvio que necesitábamos darles formas fáciles de apoyar. 

Concretamente, la idea de TreeLife nace porque nosotros íbamos mucho al gimnasio y pensamos que sería muy interesante que, por caminar, montar en bicicleta o hacer ejercicio pudiéramos plantar árboles. Pero para animar a la gente necesitábamos darle un incentivo y, un día en una feria de diseño a la que asistió mucha gente, se nos ocurrió crear unos créditos (Treepoints) que funcionaran como descuentos en aproximadamente 100 empresas aliadas. Con esta idea en mente, yo aprendí a programar y así diseñé la aplicación móvil que cuenta con miles de usuarios de los cuales hay más o menos 12 mil activos por mes.

Ahora usted se encuentra frente a un nuevo panorama en Superplants. ¿Cómo inició este proyecto? 

Un día, mi socio y yo nos levantamos con la motivación de hacer algo más grande. Solo tengo 19 años, soy muy joven, y el cambio climático es más que deforestación. Con esto en mente, no podíamos tener los árboles como bandera de cambio climático, necesitábamos resolver esta problemática desde otras aristas como la energética, la forma en la que enfriamos y calentamos las cosas y el transporte. Así surgió la idea de hacer Superplants. 

Este emprendimiento de súper plantas es una forma de usar todos los recursos geniales de la naturaleza, hacer biomímesis y conectarlos con tecnología para resolver los problemas ambientales del mundo a través de las plantas; porque nosotros seguimos creyendo que en la naturaleza está la solución. 

¿Qué características deben tener las plantas para que se puedan conectar con la tecnología?

Las plantas, como tal, no tienen una infraestructura para comunicarse con los computadores. Nosotros, en nuestra experiencia en TreeLife, nos dimos cuenta de que las plantas no nos podían dar ningún dato y que realmente a las compañías de reforestación les cuesta mucho tiempo y dinero coleccionar esa data de los árboles.

Hay más de 300 mil pequeñas empresas de reforestación que están obligadas a contratar terceros partidarios para validar los bonos y créditos de carbono y, además, necesitan un sistema satelital que cuesta 25 mil dólares, más 2 mil dólares al año para mantenimiento, lo que es realmente costoso para proyectos pequeños. Estos requerimientos de identificación no logran abarcar toda la información y, por ende, entregan datos incompletos o falsos que no permiten hacer un seguimiento y análisis oportunos. 

La solución a esto es crear una interfaz planta-computadora. Nosotros lo estamos haciendo a través de dos productos que le permiten a la gente conectar a la planta con el computador de una forma descentralizada para que los árboles se puedan monitorear con alta frecuencia y obtener en tiempo real la data única de cada especie. 

¿Qué tecnología se utiliza para realizar esto?

Lo hacemos a través de una tecnología que se llama PEDOT: PSS y un analizador de vectores. Básicamente diseñamos un pequeño chip que se conecta con la planta y mide las señales eléctricas de las acciones potenciales para hacer que nosotros podamos filtrar esos datos y relacionarlos con los de la atmósfera de la planta. Por ejemplo, cuando una persona toca un árbol, esta le está pasando electricidad, y eso se nota si lo medimos. Entonces al estar conectados al entorno de la planta, podríamos configurarla para mandar un trino cuando el usuario la toca, por ejemplo.

También estamos desarrollando otro producto que se llama Egg 1 y tiene el objetivo de expandir la tecnología sostenible en los hogares. Para lograr esa cercanía, la idea es que la planta sea su asistente de sostenibilidad y pueda identificar los productos que compra y recomendarle unos más ecológicos, según el caso. Para esto nosotros le cobramos una tarifa a las empresas que hacen marketing verde y, como beneficio, al usuario le estamos cambiando los hábitos. 

¿De dónde vienen los recursos para poder llevar a cabo los procesos de Superplants?

Nosotros vendimos el 60 % de TreeLife hace más o menos 4 meses y con parte de esos recursos estamos contratando a las personas para formar este gran equipo de profesionales que nos va a ayudar a armar los prototipos de Superplants. Y, por el otro lado, también tenemos el apoyo de la Universidad Babson, en Massachusetts, que es donde yo estudio. Concretamente la universidad nos ha ayudado a imprimir prototipos físicos del producto en impresoras 3D de cerámica.

Ya nos ha dicho que este producto de Superplants nos podría ayudar a cambiar hábitos de consumo, pero desde el estilo de vida ¿qué comportamientos humanos son causantes del calentamiento global?

Nosotros somos responsables de varias cosas que constituyen esos 51 billones de toneladas de CO2 al año. El cambio climático es un problema principalmente energético y casi todo se relaciona con la cantidad de energía que usamos para conectar las cosas. Por eso es que nuestro dispositivo tiende a relacionarse con el concepto de plant energy (Energía vegetal) o energía de hidrógeno. Estamos evaluando la posibilidad de que funcione con la energía de la planta, como Eva en Wall-E. 

Con el hidrógeno, en particular, se podría generar más volumen de energía que no solamente nos va a servir para cosas como prender un bombillo, sino también máquinas más grandes como el aire acondicionado. El 7% de los 51 billones de tonelada de CO2 es por la forma en la que nos enfriamos y calentamos en el mundo; las personas obviamente no saben eso y la ignorancia es uno de los problemas más graves. 

Por otro lado, está la cuestión del transporte, la forma de comer y consumir y la manera en la que se producen las cosas, que en este punto debería poderse hacer con tecnología. 

¿Qué acciones sostenibles cree que los ciudadanos pueden realizar para ayudar a mitigar el cambio climático?

Yo creo que la gente ahora ya está decidida a pagar por el cambio climático y nosotros podemos contribuir desde casa con la conciencia que implica pagar los sellos verdes de sostenibilidad. No basta con únicamente decir que queremos aportar; realmente las personas tienen que poner su dinero donde sus palabras y mente están. 

Otra de las cosas que podemos hacer como ciudadanos es difundir el mensaje y enseñar. Es necesario invertir en investigación, comprar local y tratar de influir en el gobierno. Y, por supuesto, creo que vale la pena creer en las nuevas tecnologías e invertir en nuestro emprendimiento y el Egg 1, por ejemplo. Desde ahí ya estamos cambiando de mentalidad y podemos construir una vida más amigable con el medio ambiente.

Colombia está proyectándose para un futuro más verde y con el proyecto ‘Camino a Cero’ se busca acabar con la huella de carbono en Colombia por medio de 9 líneas de acción. ¿Hasta qué punto cree usted que existe congruencia entre el discurso y las acciones que se han realizado hasta el momento desde el gobierno?

Yo creo que la política es necesaria para solucionar problemas, y creo que la acción gubernamental es fundamental. Al final la economía se mueve, en parte, por cómo las personas toman decisiones y eso sacude el concepto de ley en el que se están rigiendo. Yo creo que en este caso importa la justicia climática y la acción gubernamental que permitan incentivar la transición hacia energías más limpias y políticas más verdes. 

Personalmente creo que sí hay varias cosas que se están haciendo en términos de reforestación, en términos de inclusión al ciudadano y créditos, que sin duda impulsan un cambio. Recientemente, hablando del proyecto de Bezos Earth Fund en Colombia, me parece que ha empezado a entrar una inversión de sostenibilidad grande en Latinoamérica y especialmente en el país donde se puede combatir el problema aprovechando la biodiversidad. La variedad de especies proporciona una gran riqueza y en 50 años eso va a ser oro, pero no creo que la forma sea con desinformación, el camino es a través de innovación, función empresarial y tecnología.

¿Ustedes alguna vez han solicitado ayuda al gobierno para su proyecto anterior, TreeLife, o ahora con Superplants?

Nosotros realmente nunca nos acercamos al gobierno. Hemos tenido un par de conexiones con Innpulsa, pero ahora con la inversión de Bezos en Colombia, puede ser una buena plataforma de apoyo. 

Hace poco el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) sacó un informe llamado Es Ahora o Nunca. Teniendo en cuenta que hay gente que aún no cree en el cambio climático y que no mueve un dedo por esta problemática, ¿qué impacto social cree que tiene el cambio climático? 

Así es, pues hace más o menos un mes sacaron el reporte del IPCC en donde básicamente nos dicen que ya está muy tarde y que todos nos vamos a morir. Esto es como un miedo que le imponen a la gente; sin embargo, las cifras están y son reales. De hecho, las personas que no creen en el cambio climático jamás en su vida lo han leído o investigado. El 98% de los científicos dan por hecho que el cambio climático es una realidad y que, además está causado por la actividad de los humanos; aunque también está comprobado que las fábricas son responsables de un buen porcentaje. 

Se hizo un estudio y se demostró que un 25% más de inequidad se ha generado en el mundo por culpa del cambio climático. Esta problemática la vamos a empezar a ver de abajo para arriba en la sociedad. Los más pobres se van a ver afectados primero y los más ricos después. Cuando algunos lugares, como la Florida, estén a punto de desaparecer en 15, 30 o 40 años las personas con más recursos no van a sentir un impacto tan fuerte, porque simplemente cogen un avión y migran. Pero deberíamos ser más solidarios, porque son precisamente los más ricos lo que están creando industrias y produciendo calentamiento global, que al final nos afecta a todos sin distinciones. Las personas con menos recursos son las que más sufren al tener que desplazarse a una metrópolis para poder darle de comer a su familia, ya que el cambio climático acabó con sus cultivos y recursos. 

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¿Cuál es el futuro de Superplants?

Yo creo y espero que nosotros seamos los que construyamos solarpunk en Latinoamérica. Solarpunk es el concepto de que el futuro no tiene que ser un montón de cemento y robots, porque la gente no quiere ver que remplacen a su raza, sino que el futuro puede ser uno en el que la naturaleza, máquinas y los robots convivan en un mismo espacio y haya una especie de biomímesis de las plantas a través de la ingeniería. Creo que eso es un futuro que a mí me gustaría vivir y ese es el que nosotros podríamos construir con hardware, software, nanotecnología y biotecnología en Colombia. Definitivamente, creo que el mundo está cambiando y hay que creer en la naturaleza y la innovación para poder avanzar con él.

Por: Sara Salamanca Uribe

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.