La nave, no más grande que un automóvil, despegó en noviembre de California. Tras diez meses de viaje, llegó a su objetivo, que es solo sujeto de pruebas y no representa ningún peligro real para el planeta.

Su destino en realidad eran dos asteroides: uno grande, Didymos (de 780 metros de diámetro), y su satélite, Dimorphos (de 160 metros de diámetro), en órbita a su alrededor. Los dos están a sólo un kilómetro de distancia.

Es contra el pequeño, Dimorphos, que la nave debía estrellarse. El asteroide giraba alrededor del más grande en 11 horas y 55 minutos, y lo que se buscaba es reducir su órbita en unos 10 minutos. Este cambio se puede medir con telescopios desde la Tierra, observando la variación de brillo cuando el asteroide pequeño pasa por delante del grande.

Para alcanzar un objetivo tan pequeño, la nave se dirigió de forma autónoma durante las últimas cuatro horas, como un misil autoguiado. Apuntó primero a Didymos, antes de que apareciera Dimorphos en su punto de mira.

El pequeño asteroide, del cual nunca antes se habían visto imágenes, inicialmente no apareció más grande que un píxel, pero fue creciendo hasta llenar todo el campo visual, terminando en un silencio de radio tras la explosión.

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“Estamos cambiando el movimiento de un cuerpo celeste natural en el espacio, la humanidad nunca había hecho esto antes”, dijo Tom Statler, científico jefe de la misión. “Es algo sacado de los libros de ciencia ficción y de los episodios de Star Trek de cuando era niño. Y ahora es real”.

¿Cuándo sabremos si funcionó? “Me sorprendería si tuviéramos evidencia firme en menos de unos pocos días, y me sorprendería si tomara más de tres semanas”, señaló Statler.

Una cámara integrada en la nave, llamada Draco, tomó un video de una imagen por segundo y este fue el resultado:

¿Cómo ayudará Dart a la defensa planetaria de la Tierra contra asteroides?

Todo esto debería permitir comprender mejor la composición de Dimorphos, representativo de una población de asteroides bastante comunes, y por tanto medir el efecto que esta técnica, denominada impacto cinético, puede tener sobre ellos.

Actualmente se desconoce la porosidad de Dimorphos. “Si el asteroide responde al impacto de Dart de una manera totalmente imprevista, en realidad podría llevarnos a reconsiderar hasta qué punto el impacto cinético es una técnica generalizable”, señaló Statler.

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Ningún asteroide conocido amenaza a la Tierra por los próximos 100 años, pero en sus inmediaciones se han catalogado cerca de 30.000 asteroides de todos los tamaños, a los que les llama objetos cercanos a la Tierra, es decir que su órbita cruza la órbita terrestre.

Los de un kilómetro o más han sido avistados casi todos, según los científicos. Pero estiman que solo conocen alrededor del 40% de los asteroides que miden 140 metros o más, capaces de devastar una región entera.

“Nuestro trabajo más importante es encontrar” a los que faltan, dijo Lindley Johnson, agente de defensa planetaria de la NASA.

Cuanto antes se detecten, más tiempo tendrán los expertos para determinar la mejor manera de defenderse de ellos. La misión Dart es un primer paso crucial en ese sentido, dijo Johnson: “Es un momento muy emocionante (…) para la historia espacial, e incluso para la historia de la humanidad”.

Este es el video de los últimos minutos de aproximación hasta el impacto, en cámara rápida: