Trump declaró “emergencia nacional” para emitir el decreto, asegurando que busca proteger al país “de los adversarios extranjeros que están creando y explotando cada vez más las vulnerabilidades de la infraestructura y los servicios de tecnología de la información y las comunicaciones en Estados Unidos”.

Algunos ven a Huawei como un caballo de Troya del gobierno chino. “Las compañías de telecomunicaciones chinas como Huawei sirven efectivamente como un brazo de inteligencia del Partido Comunista chino”, dijo el senador republicano Tom Cotton, tras la declaración de emergencia de Trump.

Estados Unidos excluyó a la firma china del despliegue de tecnología 5G en su territorio e intenta convencer a sus aliados occidentales para que hagan lo mismo, advirtiendo sobre los muchos peligros del espionaje en un mundo donde la quinta generación aumentará la cantidad de objetos conectados, desde vehículos hasta cámaras de seguridad.

El miércoles, el Departamento de Comercio estadounidense insistió en su postura al ubicar a Huawei en una lista de compañías sospechosas con las cuales solo se puede comerciar después de obtener permiso de las autoridades.

La compañía no se quedó sin responder, asegurando que “restricciones irracionales interfieren con los derechos de Huawei”. Además, sostuvo que tales limitaciones “no harán a Estados Unidos más seguro y fuerte”, y “en cambio, solo limitarán a Estados Unidos a alternativas inferiores y más costosas”.

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Para Pekín, se trata por el contrario de una maniobra desleal que distorsiona la competencia. “Hace algún tiempo que Estados Unidos abusa de su poder para desacreditar deliberadamente a las compañías chinas y hacerlas retroceder a toda costa, lo que no es justo ni respetable”, dijo Geng Shuang, un portavoz de la diplomacia china.

El funcionario acusó a Washington de recurrir al “pretexto de la seguridad nacional” para evitar que las compañías chinas inviertan y ganen participación de mercado en Estados Unidos.