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Escrito por:  Julieta Montoya
Estudiante de la Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad del Rosario     Jul 9, 2024 - 2:59 pm

Para esto se utilizan unos sensores y una cuchilla para levantar al otro robot y hacer que pierda el equilibrio de masa. A esto hay que agregarle que tiene unos imanes en la parte de abajo del robot, para que sea más difícil que el otro robot lo saque de la pista. Por lo que debe tener unos motores lo suficientemente fuertes para que el robot se desplace y pueda mover al otro robot. Lo que significa que su batería debe tener una gran capacidad. Lo que resulta en un juego de Jenga, mueve mal una ficha y todo tu juego se derrumba.

Cinco meses planificando la construcción de ese robot, no fueron suficientes para evitar que el juego se derrumbara exactamente cinco veces, una en el día de la competencia. Para la construcción del sumo se formó un equipo de cinco personas, se dividió en dos: dos para la parte mecánica y eléctrica, dos para la parte de programación y un comodín. Se empezó con la parte mecánica. 

Cuando ya estaba terminado, se hicieron las medidas del robot y su ancho sobrepasaba dos centímetros de lo permitido en las reglas de la competencia. Como resultado toco desarmar todo el robot y empezar desde cero. Lo que pudo haber sido un momento de quiebre del equipo, se volvió un momento de risas y de unión. Todo el equipo se enfocó en la parte mecánica.

Una semana antes de la competencia, el sumo fue por tercera vez desarmado. Una integrante del equipo comentó entre risas: “Esto es un proceso de aprendizaje”. Esta frase se convirtió en el lema del equipo, usada cada vez que surgía un contratiempo, lo que ayudaba a disipar la tensión. El día de la competencia, con apenas una hora de sueño. La PCB del sumo fallo.

Lo que es el cerebro del robot, el encargado de que todo funcionara no estaba funcionando, no había sensores, motores, ni batería. Había dos opciones: renunciar a la competencia o explotar la creatividad del equipo al máximo. Al final se conectó directamente los motores a la batería por medio de un regulador, y se puso al robot a dar vueltas como loco a gran velocidad. Con suerte lograría distraer a los otros sumos con los que se enfrentaría. 

Esa decisión llevó al sumo a superar cuatro rondas, quedando en el cuarto puesto en la competencia. La verdad es que no existen caminos fáciles, casi siempre los caminos que te llevan a la meta son los que tienen más curvas, huecos y desvíos. Aun así suelen ser los más divertidos, asegúrate de recorrerlos con una buena compañía.

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