En el balance anual de los hitos científicos más relevantes, las principales publicaciones especializadas ofrecieron análisis complementarios sobre los caminos que recorrió la ciencia global en 2025. La revista Science destacó como acontecimiento clave del año el avance sin precedentes de las energías renovables, que, por primera vez en la historia, superaron la producción eléctrica derivada del carbón. Junto a este hecho, reconoció logros notables en inteligencia artificial y nuevos tratamientos médicos, reflejando la diversidad y profundidad de la innovación contemporánea en distintas áreas del conocimiento.
Por su parte, Nature propuso una selección editorial de diez personalidades que marcaron el rumbo de la ciencia durante el año. Se trata de una tradición que, como explicó el periodista especializado Victor Ingrassia, pretende mapear el estado global de la investigación y no establecer un ranking ni premiar trayectorias de forma convencional. Según Ingrassia, esta lista busca visibilizar quienes han alterado el curso de debates científicos, resuelto desafíos urgentes o explorado territorios inexplorados en temas de salud pública, exploración oceánica, inteligencia artificial y medicina genética.
La lista de Nature abarca figuras que encarnan la pluralidad científica contemporánea: desde líderes en políticas sanitarias y matemáticos que luchan contra el fraude académico, hasta astrónomos visionarios y niños cuyas recuperaciones médicas sugieren futuros prometedores para la edición genética. Destaca la inclusión del latinoamericano Luciano Moreira, biólogo brasileño que convirtió investigaciones sobre el mosquito Aedes aegypti y la bacteria Wolbachia en políticas públicas que redujeron el dengue en Brasil.
Adicionalmente, Susan Monarez, microbióloga e inmunóloga estadounidense, sobresalió tras asumir la dirección de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Invitada a estabilizar una institución crucial para la salud mundial, su dimisión ante presiones políticas evidenció retos persistentes sobre la autonomía y la integridad técnica en contextos de polarización. También Achal Agrawal, matemático indio, impulsó transformaciones al denunciar malas prácticas científicas y crear la red India Research Watch, herramienta que fortaleció los controles y desencadenó cambios normativos en la evaluación académica de su país.
La diversidad de disciplinas se enriquece con pioneros como Tony Tyson, físico estadounidense que materializó el Observatorio Vera Rubin y revolucionó la exploración espacial; Sarah Tabrizi, neuróloga británica reconocida por sus trabajos en enfermedades neurodegenerativas; Precious Matsoso, experta en gestión sanitaria; y Mengran Du, geocientífica china que investigó ecosistemas abisales poco comprendidos.
Por otro lado, Liang Wenfeng, matemático y analista financiero, transformó el acceso a la inteligencia artificial con modelos abiertos de bajo costo, mientras Yifat Merbl, inmunóloga israelí, avanzó en la comprensión de las defensas moleculares mediante el estudio de residuos generados por las proteasomas. Finalmente, el caso de KJ Muldoon —primer paciente tratado con terapia génica personalizada basada en la herramienta de edición CRISPR— ilustra hasta dónde puede llegar la medicina genética frente a enfermedades raras y el impacto de la ciencia en vidas individuales.
Estas historias muestran un campo científico vibrante que resiste tensiones políticas, crisis sanitarias y acelerados cambios tecnológicos, dejando como principal enseñanza la importancia de la innovación, la responsabilidad social y la perseverancia.
¿Qué significa la edición genética personalizada y cómo impacta a la medicina?
La edición genética personalizada es una técnica médica reciente que emplea herramientas como CRISPR para modificar el ADN de manera específica y adaptada a las mutaciones únicas de un paciente. Este enfoque apunta a tratar enfermedades que hasta ahora carecían de soluciones efectivas, permitiendo intervenciones basadas en las características individuales de cada persona.
El caso de KJ Muldoon, citado por Nature, resalta sus posibilidades en el campo de las enfermedades raras, pues su recuperación demostró que la adaptación de la terapia genética al perfil particular de un paciente puede abrir rutas inéditas en medicina y ofrecer nuevas esperanzas a quienes enfrentan diagnósticos complejos.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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