Luego de una batalla que duró muchísimos años en el Parlamento Europeo se decidió que todos los dispositivos digitales que se comercialicen en los países que hacen parte del Viejo Continente deberán tener el mismo puerto para sus cargadores.

La intención de esta iniciativa es que todos los teléfonos móviles y otros artículos sean idénticos en su puerto y así poder evitar el desperdicio al comprar un nuevo celular. Así las cosas, con la decisión tomada, los expertos decidieron que el USB tipo C es el que deberán tener todos los dispositivos.

La decisión fue aceptada con una mayoría de de 602 votos a favor por 13 en contra (más 8 abstenciones). Detrás de esto hay una razón ecológica y es que los residuos de tecnología sean cada vez menos y la compra constante de teléfonos móviles provoca esta situación. De hecho, es común que en las casas las personas tengan un cargador por cada dispositivo y eso es lo que quieren acabar.

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iPhone: cargadores de Apple los más afectados

Desde que esta empresa salió al mercado ha diseñado sus propios puertos para sus diferentes dispositivos, pero con la decisión del Parlamento Europeo los obligan a unirse al USB tipo C, que en los últimos años se ha popularizado y ha sido bien acogido entre la mayoría de móviles.

El iPhone 14 fue lanzado con el puerto Lightning y aunque sí lo podrán vender con este, las futuras versiones de este apetecido celular no podrán tenerlo.

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En el Viejo Continente les están permitiendo a los fabricantes que hagan los ajustes necesarios con una fecha límite de 2024, así que tendrán un poco más de dos años para que empiecen a modificar los puertos de carga del iPhone y otros celulares que no se han unido a la onda del USB tipo C. A partir del 1 de enero de 2025 ya no podrán vender otros dispositivos que no lo tengan.

Un aspecto positivo de esta medida es que así las personas cambien de celular (incluso de fabricante) podrán continuar con el mismo cargador, evitando el desperdicio de tecnología.

Junto a los teléfonos móviles deberán cambiar las tabletas, cámaras digitales, auriculares, libros electrónicos, teclados y ratones, así como a las consolas de videojuegos, altavoces, sistemas de navegación y, en un segundo tiempo, ordenadores portátiles, pues para estos hay plazos hasta el 1 de enero del 2026.