Un perfil que hace El Tiempo, basado en el libro ‘Orlando Ayala, el colombiano que le hablaba al oído a Bill Gates’, revela que una vez Ayala convenció a su jefe Gates de que se reunieran con unos políticos colombianos a hablar de negocios: “Yo no estaba seguro de por qué Orlando me quería allí, pero aprendí mucho al respecto”, recuerda Gates.

Eso muestra el nivel de influencia que en algún momento el egresado de la Jorge Tadeo Lozano tuvo sobre su jefe, en una compañía que partió la historia de la tecnología en dos y de la cual Ayala hizo parte durante 25 años, hasta el 2016, cuando se retiró, según recuerda Enter.co.

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El diario capitalino destaca uno de los momentos más importantes en la carrera de Orlando Ayala en Microsoft, donde fue vicepresidente mundial de ventas y luego se fue a abrir mercados en China, y fue en una reunión de ventas en la que Ayala ‘les cantó la tabla’ a todos los altos ejecutivos allí reunidos, incluido Gates.

En la reunión, Ayala cuestionó si todas las prebendas que recibían los empleados de mayor nivel de Microsoft se veían reflejadas o estaban medidas en términos de satisfacción al cliente. La conclusión del mismo Ayala, antes de que alguien le contestara, fue: “Cero”.

Luego, el alto ejecutivo colombiano prosiguió y dio una lección de cómo –para crear grandes productos– era necesario que todos sintieran que eran parte de la compañía: “Si yo no puedo vivir mis valores más profundos en el trabajo, si nosotros no podemos ser reales para nosotros mismos, ¿cómo vamos a ser reales para nuestros clientes?”, escribe El Tiempo.

Después de su discurso, en una reunión que estaba agendada para hora y media y que solo duró 20 minutos, los presentes se levantaron y ovacionaron a Ayala… todos, menos uno: Bill Gates.

Para Gates, dice el texto, lo que dijo Ayala fue como un baldado de agua fría, pues fue interpretado por el fundador y en ese momento presidente de la compañía como que Ayala estaba diciendo que todos en Microsoft eran malas personas: “Acabas de hacer algo muy malo, Orlando”, le reclamó Gates.

Luego de que Gates le cuestionó a Ayala sobre por qué decía eso, la respuesta del colombiano fue frentera y contundente: “Bill, si eso es todo lo que puedes decirme luego de que tus más altos ejecutivos acaban de ovacionarme, yo no pertenezco a esta compañía”.

Al otro día de la reunión, Gates, que había sentido que lo que él había construido se derrumbaba por las palabras de Ayala, recapacitó y ordenó cambiar la agenda de la compañía por una que reflejara más los valores de la compañía, que incluía no solo vender productos de calidad, sino acompañar al cliente en su experiencia de usarlos:

“Al día siguiente, Gates reaccionó; se abrió completamente ante la gente y hasta lloró en frente de sus ejecutivos”, recuerda Ayala en el libro, y concluye que después de ese episodio, en la compañía “hubo un cambio”.