“(…) Antes nos acariciábamos en la cama, pero ya ni nos tocamos. ¿Hay muchas parejas que pasan por esto? ¿Qué tan grave le parece, Doctora?”.

No hay que preocuparse cuando esta situación ha llegado a tu pareja. ¡Hay que ocuparse! Esto quiere decir que no sacamos nada positivo cuando solo vemos las señales de alarma y dejamos que el estrés empiece a pilotar la situación. ¡Somos nosotros los que podemos mejorarla con esfuerzo!

Hoy daré a conocer herramientas útiles que ayudan a que las parejas atraviesen ese oasis de falta de caricias y vuelvan a reencontrarse piel con piel.

La explicación de por qué las parejas empiezan a perder el contacto físico reside en que las parejas se han acostumbrado el uno a la otra por largos años y han permitido que la rutina nuble sus deseos de besarse, tocarse, acariciarse o hacerse el amor.

Aunque no existen reglas matemáticas, a medida que una pareja va cumpliendo aniversarios juntos, su convivencia se vuelve rutinaria. La rutina no es obligatoriamente mala, pues yo siempre explico que la rutina es la que nos permite confiar en esa persona que amamos, la que nos da la tranquilidad de que va a llegar a una hora fija, de que se sentará a comer con nosotros o de que se alegrará de poder tener nuestros pies en sus rodillas mientras vemos una película juntos.

Entonces, si la rutina no es mala, ¿qué es lo que nos transformado de  una pareja con un alto deseo sexual que siempre andaba haciéndose caricias, a esta pareja con pocas ganas de sexo y sin apenas contacto físico por meses? Hablemos de la palabra monotonía. Aunque puedan parecer sinónimos, rutina y monotonía no son lo mismo. La monotonía es la falta de variedad que produce aburrimiento; la uniformidad de tono. Es como si todos los días tuviéramos que comer sopa de lentejas con jugo de curuba.

Quizá rico el primer día, pero a los cinco días estaríamos hartos del mismo sabor, la misma textura y el olor a lo mejor pasa de parecernos delicioso a tortuoso. Esto mismo nos puede ocurrir con la pareja. Si sólo nos servimos sopa de lenteja con jugo de curuba como menú, ya no habrá ninguna chispa que despierte el apetito y terminaremos por decir que no tenemos hambre y que preferimos acostarnos sin comer.

Encendamos la llama de la pasión

Todas las parejas tienen sus particularidades, pero cada una de ellas tiene algo que las hace sentir pasión. En una pareja será brindar con un vino en la montaña, y en otra puede ser tirarse en puenting. Lo importante es volver a conectar con la pasión que unió a esa pareja, lo que la hizo tomar la decisión de empezar un camino juntos y de compartir su amor e intimidad.

Ojo, la intimidad va por bases. Si cuando éramos jóvenes pensábamos que habíamos llegado a la segunda base y todavía nos faltaba tiempo para el Home Run, cuando hemos perdido la intimidad es probable que volvamos a recordar estos tiempos. Primero reconquistaremos la mirada de la pareja, la haremos reír y por último la tocaremos con todo el cariño que sentimos hacia ella. ¡Después ya veríamos nuestra pelota fuera de las gradas del estadio con un excitante Home Run! Se trata de reconquistar el terreno perdido con una estrategia real y llena de detalles. Las reconquistas no son fáciles y merecen cabeza, cuerpo, corazón por un objetivo más que importante: nuestra pareja.

Encuentra las 5 pasiones de tu pareja:

A lo mejor ha pasado tanto tiempo desde que pensaste en sorprender a tu pareja que este ejercicio se convierte en un reto precioso.

Coge papel y lápiz y escribe las 5 cosas que más apasionan a tu pareja. Recuerda todo lo que le gustaba cuando la conociste, si hace más de quince años que no bailas con ella, pero sabes que le chifla, apúntalo; si lleva a dieta meses pero se le iluminan los ojos con un postre de chocolate, apúntalo; si hace más de diez años que no viajan, pero sabes que se muere por hacer maleta, apúntalo. Cuando tengas las cinco cosas que apasionan a tu pareja pondéralas de 1 a 5 de acuerdo con la facilidad que tienes de invitarla a vivir contigo esa pasión. El objetivo es que encuentres 3 pasiones que puedas despertar en tu pareja en los próximos tres meses. A este desafío le llamo el activador de parejas y suele dar excelentes resultados.

Mejor presencial que virtual

Sabemos que las redes sociales son útiles en estos tiempos, aunque la virtualidad es un elemento que debemos vigilar si nuestro deseo es volver a conectar con la piel de nuestra pareja.

Algunas lectoras me preguntan si el chat es aconsejable. Sí es aconsejable chatear  y mandar mensajes íntimos alguna vez,  aunque no aconsejo que una pareja chatee por más tiempo de lo que comparte en la vida real.

Si nuestra pareja está en nuestra misma ciudad y en nuestra misma casa es inadmisible que nuestra relación se alimente por un chat y unos emoticonos. Es bueno diferenciar que el chat es para comunicarse de una forma básica y rápida, pero no es una plataforma para pedir matrimonio, ni para contar que esperamos un bebé, tampoco es el mejor canal para sentir un beso de quien nos ama. Si queremos decirle algo sentido a nuestra pareja, buscaremos la forma de decírselo en su propio oído y sin la ayuda de un teléfono.

¡Si nuestro objetivo es reconquistar el piel con piel es mejor tener los dispositivos en un cajón!

A la cama se va sin preocupaciones

Las parejas que tienen una vida sexual más relajada son las que comparten una intimidad sin quejas ni remordimientos. Para que esto sea así aconsejo que todo lo que no aporte o lo que suponga un anuncio parroquial de quejas no se lleve al colchón. Algunas parejas se benefician del sexo porque vuelven a conectar a través de lo más importante que tienen: el amor y la confianza de ambos. En un entorno de desconfianza y de reclamos el sexo suele desaparecer. Si lo que queremos es volver a tener una vida íntima positiva invertiremos en la confianza en nuestra pareja, en ver lo positivo de ella, lo que nos apasiona de ella, lo que nos hizo elegirla entre las millones de personas que nos rodean. Y ella, si se siente amada, cuidada y deseada, también nos dirá por qué nos sigue amando y por qué sigue apostando por nosotros para compartir su tiempo y su corazón.

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