[…] por la gran Simone de Beauvoir (París, 1908-1996). Se trata de “Las inseparables” (2021), la íntima y entrañable historia de una amistad de 10 años entre Sylvie Lepage y Andrée Gallard, espejo y relato de la amistad entre Simone y Elizabeth Lacoin – cariñosamente llamada Zaza.

Nos encontramos frente a la historia memorable de un afecto entre 2 niñas de 9 años, en 1919, que nace en un centro escolar católico (esto será sumamente importante en la trama y desenlace final), Adelaide (en la vida real, la escuela se llama Adeline Desir) hasta la repentina y trágica muerte de una de ellas, Andrée – Elizabeth o Zaza, poco antes de cumplir los 22, en 1929.

En la obra, la autora/narradora, nos relata la toma de conciencia del lugar de cada una de ellas en la pequeña sociedad en la que habitan. Una toma de conciencia que despertaría en Simone esas ansias de libertad, en la medida en que fueron las reglas de esa misma sociedad católica y patriarcal, rígida a morir, las que llevaron a su fatal destino a su amiga del alma. Un destino marcado por “la autenticidad de sus (propias) exigencias espirituales (que) solo valen para mortificarla en el sentido propio de la palabra, para torturarla, acorralándola con sus contradicciones íntimas”, como lo dice en el epílogo, Sylvie Le Bon De Beauvoir, la hija de la autora.

De Beauvoir nos lleva a vivir con ellas el nacimiento de las inquietudes existenciales en el origen de la adolescencia. La narradora en primera persona, Sylvie, se pregunta en el inicio del libro, qué significa vivir en la escena en la que su madre le lee todas las noches a su padre un libro cada año – me recordó la escena de la película “Llámame por tu nombre” en que los padres del protagonista hacen exactamente lo mismo: “¿Cuántos años, cuantas noches? ¿Vivir era eso, nada más: matar un día tras otro? ¿Iba a estar aburriéndome así hasta la muerte?”. O cuando Andrée dice “Estoy cansada de ser una niña – dijo de repente. ¿No le parece que eso no se acaba nunca?”. O aquella charla crucial en la cocina de la familia Gallard en donde Sylvie le confiesa sus sentimientos a Andrée y se pregunta: “¿Por qué no nos dice Dios lo que quiere exactamente de nosotros? (…) Si Dios existe, el mal no se entiende”.

La reflexión en torno de los cánones religiosos relaciónados con el rol y destino matrimonial ineludible de la mujer, que debía respetar las decisiones usualmente políticas, sociales o económicas paternas, es realmente aterradora. Andrée, al principio rebelde y nada sumisa – después dará un viraje literalmente fatal en su vida – nos dice: “Nos enseñan en el catecismo que tenemos que respetar nuestro cuerpo; así que venderse en el matrimonio está tan mal como venderse fuera de él. (…)” Y más adelante “Al crecer, (Andrée había descubierto escandalizada el abismo que separaba las enseñanzas del Evangelio y los comportamientos interesados, egoístas y mezquinos de las personas bien pensantes; se defendía de esa hipocresía con una actitud de cinismo preconcebida” 

Ese destino ineludible que la sociedad espera del rol femenino, encarcela y atormenta a Andrée y Sylvie y es apenas el instrumento literario a través del cual la autora nos quiere referir la afectación grave que ello ha causado en el alma de su amiga, en las familias y en la sociedad. Una afectación que se revela no solo desde lo espiritual, sino desde lo emocional pero, sobre todo, desde lo físico. “He aquí por qué le dolía con tanta frecuencia la cabeza: apenas si encontraba durante el día tiempo para practicar con el violín; a los estudios solo podía dedicarles las noches y, aunque tenía mucha facilidad para hacerlo, no dormía lo suficiente”. Y Andreé, llega al punto – como lo hiciera Zaza en la vida real de autoherirse, con tal de despojarse de los compromisos sociales y familiares que le impedían disfrutar su ser en soledad

El descubrimiento del amor es casual pero inevitable. Cuántas de nosotras, en nuestra infancia no nos hemos sentido enamoradas de nuestras amigas. Los “te amo” y “te quiero” arrebatados, epistolares y hoy virtuales son muchas veces parte de las relaciones femeninas tempranas. Y en esta novela se desvela un amor temprano que, no obstante, duraría más allá de esos sentimientos infantiles, y se alargará hasta entrada la adultez, justo cuando De Beauvoir conoce a Sartre. Una amistad que hará que en la escuela las llamen “las inseparables” y que el maestrado censurará, al igual que la familia de Andrée, por considerarla nociva e inadecuada.

El descubrimiento del amor, en la obra, pasa por la temática mortalmente machista. Nos encontramos frente a la revelación del amor de Andrée por Pascal (Maurice Merleau-Ponty en la vida real), y a las decisiones de la señora Gallard replicando en sus hijas el modelo turbador que a ella misma le tocó vivir en cuestiones amorosas que, aunadas a las unilaterales y conjeturadas decisiones de Pascal en relación a la imposibilidad de casarse por el temor a decepcionar a su padre y hermana, logran apocar y destruir el espíritu, otrora rebelde, de Andrée. 

Para oír más de cerca la voz de Simone – Andrée, conviene complementar esta lectura con “Memorias de una joven formal” (1958), ese extraordinario relato autobiográfico en el que Simone nos cuenta la historia de su rebeldía frente al estricto modelo educativo, religioso del que fue objeto, declarándose atea a los 15 años e iniciando una senda imprescindible para el género femenino, que no alcanzaremos a terminar de agradecer.

Cuestiones feministas como el sufragio femenino o el acceso ilimitado a la educación, a la literatura, por parte de la mujer son tratados, breve pero majestuosamente en el libro. Entendemos pues, que tal vez no hubiera habido Simone sin Zaza, como no hubiera podido haber Sylvie sin Andrée. Y que, definitivamente, es la fuerza del amor, su intensidad, la que hace que el mundo se mueva, así sea en su forma más trágica. Lean el libro, saboréenlo porque nos encontramos a la más sencilla, humana e íntima Simone. 

Columnas anteriores

El diablo está más cerca de lo que creemos

Sorayda es la luciérnaga que nos ilumina con sus letras

“No es un río, es este río”: selva del mundo

Y más mujeres actuales de la literatura colombiana (Parte 4)

Y más mujeres actuales de la literatura colombiana (Parte 3)

Las mujeres actuales de la literatura colombiana (Parte 2)

Las mujeres actuales de la literatura colombiana (Parte 1)

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.