A lo largo de la vida tendremos ocasión de sentir el amor en varios momentos. Si bien empezamos a narrar historias de amor en la adolescencia, después muchos apuestan por un amor más sosegado y maduro. Estas relaciones durarán el tiempo que han de durar y no es fácil predecir qué parejas cumplirán aniversarios de oro juntas y qué parejas no lograrán superar el escollo del primer lustro juntos.

Lo cierto es que tendremos que esperar un tiempo para volver a encontrar a esa persona que mejor nos complementa y, entre medias, estaremos en periodos de soltería o de encadenamiento de parejas de transición. Algunos tendrán más parejas que otros y esto no condicionará su estado de felicidad, pues a lo mejor sus deseos de novedad y de sentir el amor muchas veces serán más apremiantes que su deseo de permanencia.

La soltería permite hacer estos cambios de una forma gradual y es cierto que tiene sus ventajas para serenar la cabeza, el cuerpo y el corazón entre relación y relación. También habrá casos de solteros de platino que optarán por estar sin pareja el mayor porcentaje de su vida y se emparejarán por cortos períodos de tiempo o por ninguno.

Cuando se termina con una relación, bien sea por gusto o porque la vida nos separa definitivamente sin obedecer a nuestro deseo, el corazón se queda desparchado y hay que empezar a negociar con nuestra soledad. Algunos se convertirán en unos grandes solteros que administran su tiempo con acierto y verán que una pareja podría incluso quitarles tiempo que tienen destinado a cumplir sus sueños. Otros, por el contrario, pensarán que sería ideal que el amor tocara a sus puertas de nuevo. Para ellos va esta columna.

¿Qué pasa con las personas que ya entradas en una edad adulta o en la tercera edad se quedan sin pareja?

Tal y como yo lo veo este estado es ideal para repensar lo que se desea, y si se anhela encontrar una pareja, es ideal tener claro qué es lo que ha de tener esa persona que nos va a acompañar, pues no todo vale, y a partir de ciertas edades, esto es clave.

Con los años las prioridades van cambiando, y si antes se elegía un ‘partner’ por su condición física, o su atractivo, su compatibilidad con nuestra familia o su energía incalculable para hacer planes aventureros, lo que puede pasar es que las prioridades cambien con el paso de los años.

Recordemos que para los que han tenido hijos, pasado el tiempo estos hijos empiezan a hacer su vida y ya no nos necesitarán de la misma forma. Igualmente el trabajo, las obligaciones y las responsabilidades cambian y nosotros somos los que tenemos que saber en qué medida tenemos tiempo y espacio para compartir nuestra vida con alguien más.

Ejercicio:

Para saber qué es lo que queremos y a quién deseamos a nuestro lado conviene preguntarnos con papel y lápiz (¡y una buena dosis de honestidad!) qué cualidades o virtudes ha de tener nuestro compañero de vida.

¿Queremos a alguien para vernos un rato a la semana?

¿Deseamos convivir de nuevo con alguien?

¿Estamos dispuestos a renunciar a algunas cosas para mantenernos en pareja? (tiempo individual y de familia, creencias personales y espirituales, vacaciones, ocio, tiempo libre dinero, hábitos y cuidados para nuestra pareja?)

¿Estamos listos para cambiar de país o de ciudad si fuera necesario?

¿Nos ilusiona volver a pensar en un amor que nos acompañe a diario o pensamos que una relación de mayor distancia nos proporciona mayor bienestar?

¿Nos interesa vincular a esta pareja a nuestra red de familiares y de amigos nuevamente?

¿Qué cambios nos gustaría dar con respecto a nuestra relación anterior?

¿Qué cosas no queremos que se repitan en esta nueva relación?

¿Tenemos algún tipo de obstáculo para volver a confiar en el amor? ¿Nuestro corazón está listo para amar? ¿Nos hace falta algo para terminar de sanarlo? ¿Una nueva pareja nos ayudaría a que este proceso de reparación se completase?

¿Estamos preparados para amar nuevamente sin hablar constantemente de nuestra pareja anterior?

¿Qué tipo de conductas, hábitos y gustos de la otra persona no queremos en nuestra vida? Este punto es súper importante porque nos permite acotar la búsqueda y evitar mayores incompatibilidades en el futuro.

¿Cómo nos gustaría manejar nuestras finanzas en nuestra nueva relación?

¿Qué tipo de cuidados físicos o atención médica podría ser importante compartir con esta nueva pareja?

¿Qué nos gustaría encontrar en esta persona nueva a nivel de valores?

Cuando hayas respondido a todas estas preguntas tendrás un perfil de la persona que estás esperando para compartir tu corazón. Por el derecho a amar, sin importar la edad.

¡Suerte!

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