Buen manejo de los recursos públicos, alejados de ser convertidos en un botín de los políticos corruptos, era el primer y gran reto de su mandatario y el Pacto Histórico al asumir la presidencia. Primeras acciones del gobierno del cambio denotan que la ilusión de vivir sabrosito, narrativa de la campaña electoral, no pasa de ser una retórica de mezquinos sujetos irracionales que en cada paso que dan esgrimen comportamientos de arrogancia, revanchismo, inexperiencia, e improvisación propia de quien no asume su responsabilidad y solo sabe ver el espejo retrovisor para escudar su incumplimiento. Maquiavélico proceder de Gustavo Francisco Petro Urrego, su gabinete, y el sanedrín legislativo, decanta que estrategia del saboteo que captó la atención de miles de incautos, difuso tiene el momento de conseguir que absolutamente todos los actores sociales se identifiquen con una propuesta política que de cara al mundo dice garantizar la vida e integridad de los ciudadanos, pero en el fondo configura un escenario de impunidad para los criminales.

Corrupción, violencia, desigualdad, hambre y atraso que se prometió combatir, con la llegada de una izquierda progresista al poder, va en contravía de lo que se observa en los primeros días de su presidente en la Casa de Nariño. Obligación de gobernar bien, respetar a los electores, honrar las promesas por las que fue elegido, se desdibuja frente a la ingenuidad y el romanticismo que se quiere dar a una paz total que arrodilla al estado frente a los integrantes de los grupos al margen de la ley. Desencanto ciudadano que se comienza a percibir, al interior del colectivo social, tiene como base la prevención que genera a muchos el conocer que por encima de las víctimas se formalizan inimaginables prebendas para los agentes non-santos. Cándido sueño de la distribución equitativa de la riqueza y la tierra, que tiende un show de resarcimiento de deudas sobre los “nadies”, hace temer por lo que está por ocurrir con el uso de la fuerza que se propaga en una sociedad irreflexiva que privilegia lo ideológico sobre la razón.

Urgentes transformaciones que necesita Colombia quedan eclipsadas en las dádivas que se dan sin importar que existe un compromiso tácito de cuidar el dinero público, detrás del escándalo por la compra de mobiliario para la Casa de Nariño, y que quieren tapar con tesis de discriminación, clasismo y racismo frente a las personas del servicio, desvían la atención sobre el mesías del Pacto Histórico, la ausencia de claridad en sus metas y proyecciones sobre el país. Intenciones de cambio se diluyen entre lo que quiere y lo que realmente puede hacer el Sensei de los humanos, indelicadezas que se comienzan a conocer sobre el gasto público delinean un preocupante futuro en manos de quienes nunca han sido gobierno y ahora que están al frente del poder se asustan y espantan viendo lo que ello implica. Pésimo equipo asesor que rodea a la administración Petro Urrego es el que no cuida a su mandatario y hace impopular el imponer con la menor discusión, una reforma tributaria aprobada a “pupitrazo” y que en el fondo exprime a los de siempre.

Alternativa política que decía tener las soluciones para los problemas de Colombia hoy solo tiene las excusas para eludir sus responsabilidades, hacer trizas los principios democráticos que llaman a discutir las reformas y consensuar las diferencias en la visión de país, ceder en puntos clave para sanar profundamente las heridas y el rencor que anima el juego polarizador de los extremos ideológicos. Claro es que era una utopía el gobierno del cambio, en dos meses de la administración Petro Urrego queda demostrado que la casta política, sin importar su color o movimiento, siempre sabe hacer productivo, para ellos, cada peso que transfieren los colombianos en impuestos. Paso a paso el país se le sale de las manos a Gustavo Francisco Petro Urrego, desempleo, intereses bancarios y comida por las nubes, hambre y pobreza, que viven los colombianos acaban con la esperanza de un pueblo que esperaba demasiado de él y atónito observa cómo se promueve un aumento de impuestos, potencialmente negativo para personas naturales y jurídicas, en el momento de mayor crecimiento de la inflación en años.

Efectos nocivos para la inversión y la estabilidad de la economía es el no rectificar los errores que terminarán por llevar pronto a la nación por el abismo que se había presagiado, alarde de cambio es el que confunde y señala a Colombia cómo transitar el camino que conduce a ser la peor víctima de la izquierda latinoamericana. Peligroso es que en aras de la “gobernabilidad” se ceda a la corrupción y el clientelismo, entorno en el que sin ninguna afinidad ideológica la mayoría de los partidos políticos defraudaron a sus electores vendiendo sus principios. En el seno del legislativo los congresistas olvidaron el respeto por la Constitución, omiten para qué fueron elegidos y solo quieren hacer una jugada sucia al pueblo colombiano. Independencia de poderes, que debería primar en la democracia, se deshace ante la arbitrariedad de los órganos de control y una esfera de incongruencias en donde los protocolos establecidos impiden a senadores y representantes ser coherentes, vigilantes, transparentes y equilibrados con los intereses particulares de los colombianos.

Zancadilla que se pone al crecimiento que necesita la nación, para generar empleo y recursos para los ciudadanos, es el resultado de un principio de decrecimiento económico que está interiorizado en el equipo de gobierno de la administración Petro Urrego. Intención de eliminar las EPS, propósito de perdón total a los delincuentes, auspicio de milicias como émulo de los colectivos chavistas, son el resultado de haber elegido un sujeto con mente y corazón despiadado que solo buscaba saciar sus ansias de poder. Idea de cambio que se vendió, para seguir con hechos en lo mismo de siempre, solo está conduciendo a más pobreza, desempleo, necesidades y pérdida de la confianza inversionista. Complejo resulta que su presidente solo ve la paja en el ojo ajeno sin tener en cuenta la viga en el propio, criticó todo lo de gobiernos anteriores y ahora intenta pasar de agache frente a lo que hace o deja de hacer su administración.

Ignorancia que hace verdaderos sabios es la que permite que idiotas útiles justifiquen la compra de cobijas de plumas de ganso por ocho millones de pesos para la servidumbre, se adquieran enseres con sobrecostos o se avale que la coca es mejor que el petróleo. Al país le está pasando en dos meses lo que otros tardaron años en transitar, de nada sirvió tener el ejemplo de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Cuba, Chile y Perú pruebas fehacientes del embrollo que es el socialismo del siglo XXI, 11.281.013 sujetos sin memoria votaron por la izquierda y sin nada que perder mandaron al país al caos total. Clara demostración de que la izquierda radical, solo destruye y no construyen, son los años que llevan figuras como Nicolás Maduro o Daniel Ortega en el poder y no han hecho absolutamente nada por los más necesitados, biósfera en la que se constituyen miles de situaciones para que los inversionistas extranjeros miren hacia otro país; carrera sin retorno al abismo de un sistema político que una vez impuesto es casi imposible salir de él.

Es inadmisible que el apetito de poder y la egolatría de estos personajes prime sobre las necesidades generales del país; desde las diferencias todos los colombianos están llamados a hacer un alto en el camino, aceptar a su par y construir una Colombia incluyente y prospera. Característica de los gobernantes populistas es prometer un montón de cosas imposibles y después salir a justificarse ante su incapacidad y mentira, la pasividad del colectivo social sensato fue la que permitió que un extremista consiguiera su propósito y ahora sean muchos los que ven con resignación cómo patea el país al abismo. Gobierno del cambio pregona a los cuatro vientos que escucha las posturas de todos los sectores, pero en el fondo solo lo hace para burlarse del opositor y echar en saco roto todo para aplicar un libreto ya preconcebido. Confluencia de intereses que saca a flote prepotencias que ocultan grandes deficiencias, la izquierda siempre ha sido muy buena para criticar, pero cuando tiene la posibilidad de ejercer el poder demuestra que es igual o peor que la derecha de la que tanto despotrica.

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