Día 1

Mi esposo, Carlos, que nunca se queda quieto, como si tuviera un motor en su cuerpo, me invitó a hacer el Camino a Santiago de Compostela: 708 kilómetros en bicicleta durante 12 días. 60 kilómetros diarios de montaña, en promedio. Para nosotros, inexpertos rotadores, una odisea. Para el parcero Rigoberto Urán un calentamiento básico en donde ni le suda la lengua.

Este Camino reúne una serie de rutas de peregrinación cristiana que finaliza en la tumba de Santiago el Mayor, uno de los principales apóstoles de Jesús. Su sepulcro está en la Catedral de Santiago de Compostela, ciudad ubicada en el Nor-Oeste de España, en Galicia. Este Camino se ha hecho tan popular y famoso, que según datos oficiales, en 2018 alcanzó las cifras más altas de visitas: 327.000 personas.

Fotos del Camino de Santiago
Fotos del Camino de Santiago / Mónica Toro de Ferreira

Se puede llevar a cabo también en vela, caminando o a caballo. Pero yo, siempre atleta, que disfruta hasta una jugada de parqués trotando, no me sentía muy cómoda en la bicicleta. Pero pensé que era un pretexto perfecto para, por primera vez en casi 7 años de nacida nuestra hija, tener una gran luna de miel con Carlos. Lo juro. Ambos tenemos más química que una feria de ciencias.

Pero hasta ahora, nunca ha sido tan luna de miel el proceso. Ha sido un campamento de Súper Humanos. Para empezar, nuestro entrenamiento duró 9 meses, como un embarazo pero sin el acto. 180 días, 900 horas de preparación. Tal como en la gestación, buscamos asesoría. No un ginecólogo, sino un deportólogo preparador físico. Planificación, alimentación balanceada, entrenamiento funcional en el gimnasio y jornadas de 3 horas en bicicleta, siesta, reinicio del botón y de remate triciclo de noche.

Jornadas largas que ameritaron en vez de ácido fólico, complejo B, para la recuperación. Y en vez de almendras en lámina (para la formación del cerebro del feto) proteína fortificada para el aumento de nuestra masa muscular. Pura pretemporada de competencia.

Y ya hoy en Pamplona, España, a punto de iniciar,  nos sentimos, como dice el dicho, más preparados que un yogur; tal como lo deseamos que esté la Selección Colombia de Fútbol para la Copa América;  o que Nairo Quintana para el Tour de Francia. Nos esperan montañas, caminos rocosos, senderos destapados. Albergues comunales. Clima cambiante. Fatiga. Dolor muscular. De espalda y hasta cola quemada. Menos mal no será esta una luna de miel.

Y es que el recorrido será como ir de Medellín a Barraquilla. Vaya. Un reto personal que requiere, más que agallas, disposición. Es que he sido amante apasionada del deporte. Sacrificarme me convence de lo que podemos hacer como seres humanos. Quien no hace ejercicio y no lo disfruta, no comprende las sensaciones placenteras que se sienten durante y al cabo de una ardua jornada.

Estudios demuestran que la práctica deportiva podría producir orgasmos, por el aumento de la testosterona. Ya son más de 20 años de mi vida haciendo ejercicio. Y eso que Gabriel García Márquez decía que uno nace con los polvos contados.

Allí durante nuestro Camino Francés, escogido por nosotros porque es el recorrido por los cristianos europeos, visitaremos el Norte de la Península Ibérica. Combinaremos pues dos de nuestras grandes pasiones: el deporte y la espiritualidad. El momento de ser gratos. De ser fervorosos. De reevaluar amistades. Conceptos de la vida. Manera de educar. De liberar, descargar, limpiar. De perdonar. Sanar y por supuesto, de volver a empezar.

Venimos ligeros de ropa. Llevaremos alforjas en la bicicleta y allí, dentro, 12 kilos de peso con nuestras pertenencias. “No vamos de desfile”, dice Carlos. Todo de a dos: ropa interior, badanas (licra del ciclista con refuerzo acolchonado en el sentadero), medias y camisetas. Ropa negra para no restregar. Sandalias para la ducha. Tenis. Shampoo en sobre. Toalla casi de manos. Una única crema facial (nada de antiarrugas, ni para el cuello, ni de los ojos, ni la vitamina C, ni la despigmentante). Tal como viaje de solteros.

Fotos del Camino de Santiago
Fotos del Camino de Santiago / Mónica Toro de Ferreira
Fotos del Camino de Santiago
Fotos del Camino de Santiago / Mónica Toro de Ferreira

Y pareceríamos solteros, pero en casa se quedaron nuestros amados hijos. Allí, en nuestro hogar, donde vive la magia. Magia que se dice, se siente de lleno cuando se visita El Camino.

Ahora sí, a pedalear en pareja. Santiago nos espera.

 TIPS DE #Supermamiboss

Juntos pedalearemos por este Camino que promete enriquecernos el espíritu. Día a día les tendré una nueva historia con consejos, costos y vivencias personales y, por qué no, motivándolos a ser un Peregrino.

Vuelo: Bogotá-Madrid. Costo: 1.500.000

Tren: Madrid-Pamplona. Costo: 30 Euros. $100.000 en promedio.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.