Solamente si se trata de una deuda, y con el último pago el deudor quedará a paz y salvo, podrá hablarse de cancelar; se cancela la deuda.

Cancelar y pagar son dos verbos antagónicos, es decir, se contrarían, no se relacionan mutuamente. Pero muchas personas creen que son sinónimos, o que los dos tienen «hermandad» semántica. Nada de eso.

Para absolver la posible duda que pudo haberle suscitado a usted, amigo lector, el título de este artículo, es necesario observar primero los siguientes ejemplos:

«Los dineros adeudados a los maestros serán cancelados cuanto antes, dijo el gobernador». Así anunciaba una radiodifusora la suerte de los encargados de la instrucción pública en Santander.

«Yo espero que me cancelen el sueldo hoy», dijo en otro lugar un empleado de una empresa privada.

«Anacleta no me canceló el dinero que yo le presté», sentenció, más allá, una jovencita.

Gente como la de estos tres casos padece la misma contingencia semántica que enfrentan los ciudadanos reflejados en ellos. Hay que considerarlos, por supuesto; merecen toda la solidaridad posible. Porque si a alguien, que ha estado esperando con sumo interés que le paguen una deuda, le dicen que se la cancelan, esa notificación produce contrariedad, desaliento y desazón. ¿Por qué? Porque cancelar no es sinónimo de pagar, como el grueso de la ciudadanía cree. Tal verbo está definido como: «Anular, hacer ineficaz un instrumento público, una nota o una obligación que tenía autoridad o fuerza. Borrar de la memoria, abolir, derogar».

De tal definición semántica se deduce que el anuncio del gobernador santandereano a los maestros implicaría que los dineros que a ellos les debían no se los pagarían; que el empleado debe de tener mucho dinero de sobra, porque espera que su sueldo no le sea pagado; y que la jovencita anunciaba que había recibido un dinero que le debían. ¡Sí, porque Anacleta no se lo canceló! Luego se colige que se lo pagó.

Volvamos a las citas erróneas ya anotadas. ¿Cómo son correctas, entonces? Así:

«Los dineros adeudados a los maestros serán pagados cuanto antes, según anunció el gobernador».

«Yo espero que me paguen el sueldo hoy».

«Anacleta no me pagó el dinero que yo le presté».

Estas y muchas otras situaciones similares son comunes, a diario; pero no por comunes ha de considerárselas normales o correctas. Es decir, no significa que, porque las personas usen incorrectamente el verbo transitivo cancelar, en vez de pagar, lo que digan con él tiene sentido preciso. Al contrario, cuando de devolver dineros adeudados, o de comprar productos o servicios se trata, ha de hablarse de pagar (o remunerar, o retribuir). Solamente si se trata de una deuda, y con el último pago el deudor quedará a paz y salvo, podrá hablarse de cancelar; se cancela la deuda.

Como usted, amable lector, ya se habrá preguntado si el verbo cancelar está proscrito y, en consecuencia, no se puede ni se debe usar, la respuesta es rotundamente negativa. Sí se puede y se debe usar, pero en situaciones concretas. Veamos unos ejemplos:

«Por causa del mal tiempo fueron cancelados ayer los vuelos entre Bogotá y Bucaramanga». No hay viajes aéreos entre esas dos ciudades, los cancelaron.

«A pocas horas de su presentación en Barranquilla, los promotores del concierto de Juanes lo cancelaron». Ya no hay concierto, queda pendiente para otra fecha.

«A última hora, me cancelaron la entrevista de trabajo que yo tenía ayer». El aspirante al puesto de trabajo deberá esperar, su turno fue cancelado.

«Estados Unidos canceló las visas de varios hombres acusados de narcotráfico». No habrá autorización para que tales señores entren a territorio estadounidense.

Sé que ese verbo mal usado (cancelar) está muy arraigado entre muchísimas personas; será difícil que lo cambien por el verbo correcto: pagar. Pero cuando menos aquí queda la observación. Pudiera ser que algunos decidan cancelar su uso, y se vuelvan usuarios del verbo pagar.

¡Hablar y escribir bien, el reto de hoy!

Corrección de tesis universitarias, novelas, ensayos, cuentos, artículos periodísticos, informes administrativos y similares. // mundodepalabras@gmail.com / 315 401 0290.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.