Por un lado, actúa como prócer independentista con el hermano pueblo venezolano, desconociendo que internamente carecemos de garantías y condiciones para albergar o soportar el éxodo de migrantes que a diario circulan a lo largo y ancho de la frontera, promoviendo así un discurso de paz y libertad, muy lejos de lo que a diario vivimos con los obstáculos para implementar los acuerdos de paz con las extinta guerrilla.
De otro lado y para distraer los múltiples problemas que nos aquejan como país, y con la complicidad de los dueños del fútbol, el gobierno Colombiano apoya la idea de realizar una edición de la Copa América compartida con Argentina, como si esta flamante idea sirviera para componer el camino de un país que requiere un cambio sustancial en su política de Estado.
Por esta razón y para sustentar las razones del gobierno de Duque, es importante traer a flote uno de los principios del Arte de la Guerra escrito hace mucho tiempo por Sun Tzu, el cual manifiesta que “En medio del caos, también existe la oportunidad”, una premisa del manuscrito que ha servido a muchos estrategas militares y de los negocios, para entender que en la adversidad está el aprendizaje y la cercanía al éxito. No se puede desconocer que el deporte y especialmente el fútbol han servido para amilanar las dificultades económicas y sociales de los países, y así como la guerra, el fútbol es un negocio del cual los gobiernos deben sacar provecho, no sólo en términos económicos, sino aún más importante, la popularidad que desborda en el pueblo un evento de esta magnitud, presenciar de cerca las selecciones protagonistas hace que los índices de favorabilidad se disparen producto de esta actividad.
Y no está mal lo que hacen, finalmente deben hacer mercadeo de su gestión y gobernabilidad, lo que sí está mal y rechazo profundamente es que se utilicen los recursos públicos para restaurar los escenarios deportivos a conveniencia de la Conmebol, se exonere de impuestos a quienes se lucran de ellos, mientas nuestras escuelas y hospitales piden más ayuda del Estado para asegurar su funcionamiento.
*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.
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