Nos quejamos de la calidad del aire, buscamos culpables y  señalamos a las autoridades, pero si nos toca dejar el carro y la moto en casa, y volver al pico y placa de antes que duraba todo el día, perdemos la cabeza. “No sacar el carro es un sacrificio que nos limita nuestro derecho a estar en familia”, me respondieron en twitter. Sin palabras.

Señores, nos guste o no, nuestros carros particulares, camionetas, motocicletas y carros de placa blanca (transporte especial), son los que más contaminan el aire de la ciudad, y los que menos aportan a la movilidad porque ocupan más espacio aunque movilizan menos gente.

Por eso en esta columna, aunque me caerán piedras, creo que debo salirme de lo fácil que es encender la antorcha, agruparse en redes, y prenderle fuego al debate echándole la culpa solo a TransMilenio y el SITP.

Lo difícil, en cambio, es analizar con una lupa un poco más amplia (nada extraordinario) el resto del parque automotor de Bogotá.

Federico Ortega

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Empecemos por los camiones que generan el 43% de la contaminación. En Bogotá, según movilidad, circulan 87.123 vehículos de carga, todos con motores diésel, y en su gran mayoría con más de 50 años de uso. No he visto la indignación colectiva de ambientalistas y dueños de carros particulares, pidiendo que el Gobierno Nacional por fin le ponga restricciones a estos vehículos, avance en su chatarrización, y haga cumplir las normas sobre el uso de filtros que hoy son un saludo a la bandera.

Esos camiones viejos generan 23 veces la contaminación que genera TransMilenio, o 5 veces lo que contamina el Sitp, y nadie dice nada.

Ahora miremos las motos. Matriculadas en Bogotá hay 475.422 motos, que sumadas con las que llegan desde Soacha, podrían ser casi 700 mil. La cantidad sigue en aumento, y las que llegan “nuevas” están prohibidas en casi todo el mundo porque son de tecnologías Euro 2, algo que se inventaron en 1996 y está más que obsoleto.

Las motos generan el 9% de la contaminación y movilizan, en el mejor de los casos, a 2 personas. Y eso que no hablo de lo que representan en temas de accidentalidad porque eso es otra historia que después podremos tocar.

Y por último veamos los carros particulares. En Bogotá hay “la bobadita” de 2 millones de automóviles, camionetas, camperos y vehículos de transporte especial (placa blanca), que sumados generan el 22% de la contaminación del aire. Muchos con dudosas revisiones tecnico-mecánicas sacadas en el taller del “amigo”. Incluso hay quienes sacan su carro para ir a la tienda o, peor aún, para ir a “trotar”. Nada más por decir.

Así las cosas, si sumamos todos esos vehículos en los que prácticamente se mueve una sola persona (automóviles, motos, camionetas, camperos, carros placa blanca y camiones) estamos hablando de casi 3 millones de automotores que generan el 75,6% de la contaminación.

Con esto no pretendo defender los buses rojos y azules, que sin duda también deben entrar en un proceso de renovación hacia tecnologías limpias y mayores controles para evitar esa contaminación que es evidente e innegable en decenas de videos; pero aceptemos que la satanización que hay contra un sistema que mueve 4 millones de personas (sumado TM y SITP) tiene un alto tinte político derivado del rechazo de algunos a la persona que hoy ostenta el cargo de Alcalde de Bogotá.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.