Ellos, con total propiedad, opinan sobre política exterior, religión, medicina, historia, ética, leyes, infraestructura, economía, salud, y hasta armamento militar si la coyuntura así lo exige.

Este fenómeno de la ‘expertitis’ es más claro en redes como Twitter. ¡Que tire la primera piedra aquel que no haya opinado en esa cloaca digital luego de consultar un par de cosas en Google, dándoselas de experto, inteligente o audaz!

Pero bueno, esa proliferación de expertos en redes sociales no es preocupante. Lo peligroso es que poco a poco quienes hemos trabajado en medios de comunicación hemos ‘graduado’ como especialistas a los opinadores, oportunistas y activistas, cuyo único mérito ha sido ‘subirse al bus’ de alguna causa que genere indignación o polémica.

A diario vemos que en televisión, radio y en las páginas impresas y digitales de importantes medios, citan a esos analistas espontáneos que, sin mayores méritos académicos o laborales, se creen con la capacidad de juzgar todo y a todos.

Lo peor, y lo que nos debe llevar a la reflexión, es que esos expertos en todo y nada están aprovechando esa exposición mediática para mover sus propios intereses políticos.

Luego de decir esto, debo hacer un mea culpa y aceptar que como periodista también caí en el facilismo de entrevistar al ‘experto’ que menor esfuerzo me significaba, y no al mejor calificado. Con ello, me presté para quienes buscaban a través de mis notas desestabilizar un mandatario, favorecer algún político o beneficiar a un empresario.

Federico Ortega

Artículo relacionado

Lo bueno, lo malo y lo feo de la marcha

Lo sé, es soñador creer que los medios y los periodistas dejarán a un lado sus intereses, pero si logramos que los expertos se midan por su conocimiento y no por su popularidad digital, habremos dado un gran paso hacia la objetividad.

Busquemos a los verdaderos expertos, esos que han estudiado por años, que han hecho maestrías y doctorados, que han dedicado su vida a un tema, y que son verdaderas  voces autorizadas para opinar. En Colombia los hay, seguro que sí.

Y téngalo claro querido ciudadano: no todo experto sabe de lo que habla, pero sí sabe cómo decirlo para que le crean.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.