Aquí doy las claves para no caer en eso.

Evite hablar de su trabajo a menos de que consiga hacer reír a cualquier persona contando lo que hace (cuenta con 5 minutos para hacer reír a su cita, salvo que tenga la labia de Joaquín). Intente, por lo que más quiera, no hablar de sus padres o de sus hijos. Procure no tocar la política nacional o internacional. 

En esta primera cita no confiese por quién vota y evite preguntarle esto a su ligue, evite hablar de enfermedades, desgracias, pandemias, tragedias familiares, gustos sexuales, o situaciones complejas y difíciles de explicar a un extraño. (Incluya aquí herencias, intrigas familiares, historias de terror, fenómenos paranormales que sólo usted ha visto, y si tiene seis dedos, o cuatro muelas del juicio de más, no lo diga en esta cita).

Conténgase a la hora de revisarse los dientes en la pantalla del móvil, de rascarse cualquier parte del cuerpo (algo que genera la peor de las impresiones) o de morderse los pellejitos de las uñas mientras habla o escucha a su cita.

Olvídese del picante como condimento (grandes fracasos amorosos se han registrado por ese absurdo sentimiento de hombría que reside en echar picante por primera vez ante una usuaria de empanada acostumbrada).

¡Deje para después sus excentricidades! Intente causar una buena impresión por muy difícil que le parezca, conténgase de convertirse en el centro de la conversación y del universo, muérdase la lengua si ve que la otra persona sólo asiente a sus frases con la cabeza y hace más de diez minutos que no escucha su voz casi extinguida… y no fue por una espina de sardina.

Usted puede ser usted mismo, por supuesto, aunque estará de acuerdo conmigo en que usted, yo, y cualquier ser humano tenemos tres versiones: ligera, media e intensa. 

Esta es la cita para dar a conocer la versión ligera, perfecta porque no resulta tan comprometedora. Ideal para dar titulares, y anunciar que habrá en una segunda cita para el desarrollo de la noticia, para mandar cepos y anzuelos que puedan atraer, para cautivar sin mostrar todas las cartas, para resultar estimulante. Para seducir con el lema “y después lo sabrás”.

Hoy no es el día para contar detalles de su madre y su operación de colon, para explicar que usted tiene un dolor en un testículo y que tiene que ver al urólogo después de la cena, o para extenderse sobre los problemas de su incipiente alopecia y de cómo su amigo Carlos le está ayudando a combatirla. No es el día para hablar de sus tríos en Barranquilla cuando tenía 22 años, o de cómo fue su relación homo cuando estaba estudiando.

Tampoco es un día para preguntar cuánto dinero tiene en el banco, o cuánto pagan por cada guardia siendo enfermera, ni mucho menos para que diga lo que costó el carro, la casa o el outfit nuevo. Manténgase como Kim Kardashian cuando le dijo a Letterman: ¡yo de dinero no hablo! 

Si necesitas una consulta privada conmigo puedes escribirme a este WhatsApp. Todas mis consultas son ‘online’, desde la comodidad de tu teléfono.

Sígueme en Facebook: María Pasión la Doctora Corazón o en Instagram @mariapasioncoach

Encuentra todas las columnas de María Pasión en este enlace.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.