Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 10, 2025 - 6:34 am
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El reciente caso de violencia intrafamiliar sucedido en el barrio Villa Castro de Valledupar, donde Geyder Montoya fue capturado tras agredir a su esposa en presencia de su hijo menor, refleja el grave y persistente problema de la violencia doméstica en Colombia y América Latina. La intervención de la Policía, que permitió detener al presunto agresor y remitirlo a la Fiscalía, ilustra el papel fundamental de las autoridades en la atención a este tipo de hechos. Sin embargo, este caso es solo una muestra dentro de una amplia y preocupante realidad de violencia de género que requiere un análisis profundo y respuestas coordinadas.

La violencia intrafamiliar afecta de manera destacada a mujeres y niños, constituyendo un reto estructural para la sociedad. Según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia, durante 2023 se reportaron más de 40.000 episodios de violencia intrafamiliar, siendo mujeres el 83% de las víctimas; además, muchos incidentes ocurrieron en presencia de menores. Esta cifra evidencia la gravedad del fenómeno y resalta la urgente necesidad de incrementar las medidas de protección y la promoción activa de la denuncia.

En el contexto específico de Valledupar, aunque Policía y Fiscalía muestran disposición para responder judicialmente, estudios elaborados por el Observatorio de Violencias de la Universidad Nacional advierten que estas conductas violentas están vinculadas a fenómenos socioculturales arraigados, como la predominancia de la desigualdad de género y la normalización de la agresión. Frecuentemente, los menores no solo presencian la violencia, sino que también son víctimas indirectas de daños psicológicos severos, configurando un patrón que tiende a repetirse.

La exposición de los niños a la violencia en el hogar tiene repercusiones duraderas. Según UNICEF, los menores en estos entornos pueden desarrollar dificultades emocionales y conductuales graves, lo que incrementa el riesgo de mantener ciclos de violencia a largo plazo. Por otro lado, el miedo, la presión social y la carencia de recursos dificultan que las víctimas denuncien los hechos, lo que demanda redoblar los esfuerzos para generar confianza y acceso a servicios de apoyo apropiados.

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En Colombia existen marcos regulatorios como la Ley 1257 de 2008, que protege el derecho de mujeres y niños a vivir libres de violencia y establece protocolos claros de protección. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo indica que la aplicación de estas normativas es irregular, sobre todo en áreas con menor presencia estatal. Expertos proponen intervenir de forma multidisciplinaria: educar en derechos humanos, fortalecer redes comunitarias, ofrecer capacitación policial y garantizar atención psicológica inmediata para víctimas y testigos. Iniciativas municipales, como las casas refugio y rutas de atención urgente, muestran resultados alentadores y podrían servir de modelo en zonas como Valledupar para reducir tanto la recurrencia de la violencia como sus consecuencias sociales.

La Policía Nacional reitera la importancia de denunciar y actuar a tiempo frente a sospechas de violencia intrafamiliar, pero advierte que el éxito de la intervención depende de la articulación continua del Estado y la sociedad civil. Solo así se podrá avanzar hacia entornos familiares seguros y ofrecer esperanza a quienes más lo necesitan.

¿Qué acciones pueden tomar los testigos de violencia intrafamiliar para intervenir de manera segura?
La pregunta nace de la complejidad que enfrentan quienes presencian violencia doméstica, pues aunque la denuncia es fundamental, el temor a represalias o a involucrarse en un conflicto familiar muchas veces detiene a los testigos. Comprender los protocolos establecidos por las autoridades y saber a qué instancias acudir puede marcar la diferencia entre la continuidad del maltrato y la protección efectiva de las víctimas. El contexto colombiano, como lo muestran las estadísticas y estudios citados, exige estrategias claras de intervención para ciudadanos preocupados por la seguridad de su entorno. Además, saber cómo y cuándo intervenir contribuye no solo a salvaguardar a las víctimas directas sino también a romper el círculo de silencio que perpetúa la violencia en la sociedad.

¿Qué mecanismos existen para garantizar que las víctimas de violencia intrafamiliar reciban apoyo psicológico adecuado?
Esta cuestión tiene relevancia porque, como indican cifras de UNICEF y entidades nacionales, la afectación psicológica es una de las consecuencias más severas y menos visibles de la violencia intrafamiliar, en especial para los niños que la presencian. Además de la labor policial y judicial, asegurar atención psicológica inmediata y especializada es clave para la recuperación y la prevención de recaídas o nuevos episodios de violencia. En el contexto de programas piloto exitosos en algunas ciudades, conocer los mecanismos vigentes y los obstáculos para la atención puede ayudar a replicar buenas prácticas en otros lugares y mejorar así la política de protección integral.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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