Justo cuando el presidente del Senado, Lidio García, le dio la palabra a Sanguino, este pronunció la frase: “No, le hacemos un favor a Petro para que lo sabotee”, sin percatarse de que todos los senadores presentes lo escucharon.

García tomó la cosa con gracia y alertó a su colega del micrófono abierto diciéndole que tuviera cuidado con una “jugadita”, recordando el episodio de Ernesto Macías para sabotear a la oposición.

No obstante, Gustavo Petro reaccionó diferente y le pidió a Sanguino una explicación, porque, argumentó él, no es un “saboteador”.

“Todo lo que se deje acá con micrófono abierto hace parte de la sesión. Y aquí un senador dejó el micrófono abierto y dijo: ‘Para que no lo sabotee Petro’. Eso amerita no solo mi derecho a la réplica, sino saber de qué se trata, porque yo no soy un senador que venga aquí a sabotear”, reprochó el líder de la Colombia Humana.

Sanguino manifestó, para defenderse, que sus palabras se sacaron de contexto, y que respeta al senador.

Este episodio es solo uno más de los impases en los que varios políticos han caído por no percatarse si tienen micrófonos o cámaras prendidas.

Por ejemplo, el presidente de la comisión Séptima del Senado, Fabián Castillo, insultó a un colega a sus espaldas, pero quedó al descubierto por el su micrófono.

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También se dio el caso del representante Juan Pablo Celis Vergel salió en boxers en plena reunión, causando risas entre algunos de sus compañeros, o el de la senadora Aida Avella que, al parecer, se estaba quedando dormida en una debate.

Eso, sin contar uno de los episodios más vergonzosos que le sucedió a una funcionaria de la Alcaldía de Cúcuta. No se dio cuenta de que tenía la cámara prendida y se empezó a vestir delante de ella; las 80 personas que estaban en la reunión virtual la vieron desnuda.