Su nombre científico es Pyroderus scutatus, aunque en departamentos de Colombia como el Quindío es conocido como toropisco montañero, pero en otras regiones y otros países también es llamado yacutoro, sangretoro, pájaro torero o cuervo frutero de garganta roja.

Se trata de una especie de un tamaño considerable, pues los machos miden aproximadamente 43 centímetros, mientras que las hembras, cerca de 38 centímetros. Así mismo su peso varía entre los 300 y 390 gramos.

Habita especialmente en los municipios cordilleranos, pues se distribuye desde los 1.600 m hasta los 2.900 metros de altura sobre el nivel del mar, pero hay registros de su presencia en zonas más bajas.

En el territorio quindiano, de acuerdo con la página www.colombia.inaturalist.org, los principales reportes en las localidades de esta región se han dado en Filandia y Salento. Así mismo, en el Eje Cafetero, es relativamente fácil avistar este animal en el Santuario de Flora y Fauna Otún Quimbaya.

Su dieta incluye insectos y hasta crustáceos, pero principalmente se alimenta de frutos, por lo que es una de las especies frugívoras que hace parte de una estrategia de conservación de la Corporación Autónoma Regional del Quindío, CRQ, enfocada en 20 de estas aves que, al alimentarse de frutas, son muy importantes para los ecosistemas por su labor de dispersar semillas para la repoblación natural de los bosques.

Albert Ospina Duque, investigador encargado de la estrategia de la CRQ, manifestó que esta especie tiene problemas para cumplir sus requerimientos metabólicos dado que por su tamaño requiere una alimentación especial que no consigue fácilmente.

“Está distribuida en ecosistemas muy pequeños entrando en la dificultad de desplazamiento que sufren varias aves como la pava caucana, la tangara multicolor, entre otras”, aseguró.

Informó que las especies que están calcificadas como frugívoras, están altamente amenazadas en el departamento y en el país en general.

Manifestó que de las 20 que la CRQ ha priorizado en el Quindío, muchas están adaptadas a ecosistemas altoandinos y páramos y para su conservación necesitan desarrollar un trabajo para que las personas tomen conciencia y conozcan las aves y sus atributos ecosistémicos para darles valor agregado.

La estrategia de conservación

La CRQ ha realizado mesas de trabajo de conservación de aves frugívoras amenazadas y endémicas del Quindío con representantes de diversos sectores como la academia, la comunidad y las empresas de turismo, con la finalidad de seguir obteniendo líneas de interés para el plan de acción de dichas especies.

De acuerdo con Diana Carolina Valencia Zapata, profesional de la subdirección de gestión ambiental de la autoridad ambiental, la estrategia también se ha socializado en Salento, Circasia, Filandia, Pijao, Génova, Barcelona y en diferentes instituciones educativas. 

La finalidad es tener la estrategia de conservación diseñada y formulada en diciembre de 2021 y así tener un documento técnico para que sirva de guía y pueda ejecutarse en los próximos años.

“Estas especies tienen un rol crucial para el establecimiento, mantenimiento y reclutamiento de las plántulas que tenemos en los ecosistemas del departamento del Quindío. Son aves muy dinámicas y se pueden adaptar a muchos ecosistemas y eso es lo que permite esa relación tan estrecha entre la vegetación y la tarea que los pájaros realizan como dispersoras de semillas”, puntualizó Ospina Duque.