Hace una década, Marlon Enrique Orozco soñaba con ser comisario de la Policía e incautaba cargamentos de coca que llegaban escondidos a San Andrés.

En junio de 2011 lo citaron a una capacitación institucional en la base aérea de Catam, en Bogotá. Todo fue una mentira. Apenas llegó, fue esposado y conducido a Cartagena, donde lo imputaron como supuesto líder de una organización de narcotráfico que tenía infiltrada a la Policía en todo el país.

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Hoy, 10 años después, la justicia le dio la razón en su inocencia y, además, ordenó que se abriera una investigación en contra del informante que lo puso en la palestra.

Hace 10 años, el policía quedó reseñado de pertenecer a una organización criminal compuesta por 16 personas que fueron judicializadas y enviadas a la cárcel.

Ante la opinión pública, Orozco era un delincuente más que quedó al descubierto tras el resultado mentiroso de la “Operación Dignidad”, que se llevó a cabo por cuenta de un testimonio que rindió el patrullero Duan Aguilar, un policía encubierto que en 2010, en entrevista, le dijo a la Policía Judicial que conocía una red de narcotráfico protegida por la entidad que funcionaba en los aeropuertos de Cali, Medellín, Pereira, Cartagena, Barranquilla y San Andrés.

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Con base en su testimonio la justicia empezó a hilar en las investigaciones penales y disciplinarias que, aunque hoy le dieron la razón a Orozco sobre su inocencia, lo mantuvieron año y medio privado de la libertad y, posteriormente, sometido al rechazo laboral.

Orozco, tiene todo su proceso documentado, no dice una palabra que no esté en su expediente, que conoció El Espectador. El patrullero Aguilar denunció en entrevista que Orozco, quien estaba en Antinarcóticos, había planeado la llegada al aeropuerto de San Andrés de 72 kilos de cocaína.