Escrito por:  Redacción Nación
May 9, 2025 - 9:46 am

El aterrador caso del pastor José Erley Ramírez Garcés en una vereda de Chinchiná, Caldas, ha producido una fuerte conmoción en el país. El religioso fue señalado por su hijastra de 13 años, quien denunció abusos y logró escapar tras estar retenida contra su voluntad. Luego de la denuncia y la intervención de la comunidad, Ramírez Garcés fue capturado por las autoridades de Caldas.

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De acuerdo con los testimonios recogidos, el comportamiento del acusado fue especialmente frío y premeditado. Se mencionó que ponía música cristiana a volumen elevado para ocultar los pedidos de auxilio de la menor y que, presuntamente, intentó cavar una fosa en el patio de su vivienda para enterrar a la víctima después de acabar con su vida. Estos elementos han reforzado la percepción social sobre la gravedad y la peligrosidad de este caso.

Para comprender el trasfondo del caso, El Tiempo consultó a Belisario Valbuena, reconocido criminólogo y perfilador criminal colombiano. Según Valbuena, lo que caracteriza a personas como José Erley Ramírez no es solo su doble moral, sino su capacidad de manipular de manera efectiva tanto a su entorno cercano como a la comunidad en general.

El experto señala que Ramírez Garcés presentaría el perfil de un “agresor carismático”, con rasgos narcisistas y conductas predadoras cuidadosamente planificadas. La utilización de su papel de líder espiritual le habría permitido camuflarse socialmente y así obtener acceso a víctimas vulnerables.

“No se trata solamente de una hipocresía moral, sino de un funcionamiento adaptativo con mecanismos perversos. Es decir, usa su rol público para ocultar conductas privadas, aberrantes, desviadas; además, manipula emocional y espiritualmente a su entorno”, señaló el experto.

Valbuena advierte que una de las estrategias más comunes de este tipo de agresores es el uso del chantaje emocional, estimular el miedo e incluso mecanismos de silenciamiento con su entorno. Además, suelen considerarse invulnerables ante la justicia, convencidos de que su imagen y poder social son suficientes para evitar ser descubiertos o condenados. En el caso puntual de Ramírez, esta percepción de intocabilidad fue desmoronada gracias a la valentía de la menor afectada.

El análisis del criminólogo también indica que la conducta del pastor habría sido calculada, no impulsiva. Pruebas como la utilización de la música para evitar el descubrimiento y la preparación de una posible fosa, señalan un grado alto de premeditación.

¿Pastor que cometió presunto  podría haberse convertido en otro ‘Garavito’?

A esto se suma que, de acuerdo con Valbuena, el acusado encaja en un patrón parecido al de otros abusadores de alto perfil tanto nacionales como internacionales, mencionando casos como el de Luis Alfredo Garavito y Marcial Maciel, quienes recurrieron al carisma y la manipulación religiosa para perpetrar sus delitos por años.

“De alguna manera, su conducta -criminológicamente hablando- recuerda casos como el de Luis Alfredo Garavito, quien usaba precisamente símbolos religiosos, hablaba de Dios, encantaba a menores y adultos con discursos moralistas y quien llegó a vestirse de sacerdote y a regalar escapularios y estampitas para captar a sus víctimas”, comentó.

Finalmente, el experto resalta la peligrosidad de estos agresores, quienes, debido a su imagen respetada, pueden continuar operando durante largos periodos sin ser detectados, además de causar un profundo daño psicológico a sus víctimas y comunidades. Por tal razón, Valbuena concluye que la captura y posible condena de Ramírez Garcés representa un alivio para la sociedad, aunque insta a mantenerse alerta frente a la presencia de individuos con este perfil.

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