Más allá de ser la capital del país, Bogotá no escapa a una de las tristes problemáticas que sufre el país: las obras prometedoras que se contratan, se prolongan en el tiempo mucho más de lo pensado y se convierten en grandes elefantes blancos que atentan contra los recursos públicos.
De acuerdo con las cálculos compartidos en sesiones de control político en el Concejo de Bogotá, en la ciudad hay más de 600 obras inconclusas, que sumadas tienen en jaque la ejecución de más de 6 billones de pesos. En el listado se encuentran proyectos de todo tipo: colegios, vías, hospitales y demás.




Cuatro billones de pesos en obras sin terminar en la capital del país están concentrados en cuatro sectores o entidades, según reseñó hace algunos meses el noticiero CM&: salud (con cerca de 30 obras inconclusas por casi 2 billones de pesos), las impulsadas por el IDU (que son unas 61 y en conjunto representan un billón de pesos), las del Acueducto (unas 305 que representan más de 600.000 millones de pesos) y las del sector educativo (que son 20, con un costo cercano a los 200.000 millones de pesos).
Obras sin terminar en Bogotá
Sin dudas, uno de los elefantes blancos más polémicos que tiene la ciudad es el proyecto con el que se iba a construir el nuevo Comando Central de la Policía Metropolitana de Bogotá. La obra fue contratada en 2010 y se tenía presupuestado que costaría 43.000 millones de pesos. Sin embargo, a mitad de la década pasada las obras quedaron totalmente abandonadas y lo que se había avanzada quedó sin rumbo fijo.
Ahora ese megaproyecto se convirtió un dolor de cabeza para las recientes administraciones de la capital del país. De acuerdo con cálculos de la pasada alcaldía de Bogotá, la de Enrique Peñalosa, que fueron compartidos por Noticias Caracol, para revivir la obra del Comando de la Policía se necesitarían unos 80.000 millones de pesos.

El concejal Rolando González lideró hace algún tiempo un debate en el cabildo para exponer algunas de las obras inconclusas que en caso de no ser atendidas por las autoridades representarán un grave detrimento patrimonial para la ciudad.
Una de ellas es la Avenida José Celestino Mutis, entre la carrera 114 y la 122. Para comienzos de este año, la obra ni siquiera se había iniciado como tal y muchos vecinos del sector la piden angustiosamente porque la consideran necesaria para mejorar la movilidad del sector.
#MiPasiónEsBogotá #BogotáEnRiesgo Parte de las obras en movilidad dependerán de la labor que esta administración haga y de los aportes que pueda generar en la materia. Estamos muy interesados en hacer seguimiento a proyectos estratégicos. pic.twitter.com/QClO9kAp4m
— Rolando González (@RolandoGonGa) February 24, 2020
Siguiendo con las vías, hace un par de semanas el país quedó asombrado con el panorama en la Calle 183, que se iba a ampliar hasta la Avenida Boyacá. Sin embargo, por más chistoso que parezca, esa avenida no conectaba con ninguna otra. A continuación, el final de ese corredor vial del noroccidente de Bogotá que muchos catalogaron en su momento como ‘colombianada’:

El concejal González en su debate de control político también alertó sobre lo inconclusas que están las obras de varios proyectos importantes de salud como la Unidad Primaria de Atención (UPA) de Antonio Nariño, así como los Centros de Atención Prioritaria en Salud (CAPS) de Suba, Candelaria La Nueva, Villa Javier, Mexicana, Manuela Beltrán, Danubio, Tintal y Diana Turbay.
#MiPasiónEsBogotá #BogotáEnRiesgo Para terminar estas obras, se han firmado varios contratos. En 2018 se hizo una revisión y actualización de los estudios y diseños. Dicho contrato está en ejecución y esperamos que el actual Secretario de Salud ponga en funcionamiento estas UPAs pic.twitter.com/cE9M6mbkH7
— Rolando González (@RolandoGonGa) February 24, 2020
De igual manera, hace unos cuantos años la Contraloría de Bogotá prendió las alarmas porque una obra grande en el sur de la ciudad estaba bastante retrasada respecto a sus cronogramas iniciales. Se trata del reforzamiento y la ampliación del Hospital de Kennedy, obra que fue contratada en 2010 y para 2016 solo había avanzado un 42 %.
Este informe de CM& refleja lo delicada que es la situación respecto a las obras sin terminar en Bogotá:
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