Las implicadas son Paola Murcia, la mamá del niño de 13 años y que dice tener el perro desde que este tenía dos meses, y María Paula Vallejo, quien se lo encontró en una calle de la ciudad y dice que no lo devuelve porque el animal tenía signos de maltrato.

La primera versión la dio Paola Murcia. Según ella, el 25 de septiembre ella se fue con su familia, en la que hay un niño de 13 años, para el parque Salitre Mágico. El animal se llama Justin y tiene 10 meses. Cuando estaban allá, él se les escapó porque el arnés le quedaba grande, aunque no dio mayores detalles de cómo fue.

Según dicen, la búsqueda fue constante y hasta contrataron una empresa que se encarga de estos temas, pero nunca lo lograron. Ella hizo muchas publicaciones en redes sociales, pero ni eso fue suficiente.

Sin embargo, fue por esa vía que una vez vio la publicación de María Paula, quien posteó una imagen de un perro y dijo que el 30 de octubre se lo había encontrado en la calle 72 con 1. “Logré cogerlo y lo tengo en mi casa calientito con comida y agua. Tiene una correa de supermán, pero no tiene placa. Ayúdenme a encontrar a los dueños, por fa. Estoy feliz que pude cogerlo. Ayuda”, decía el texto de la mujer que vive en Rosales.

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Paola Murcia, a quien se le había perdido el perro, se puso en contacto, y aunque inicialmente hubo una buena comunicación, con el pasar de los días, dice ella, María Paula Vallejo se puso más y más reacia a entregar el animal.

Añade Murcia que ella le contó la historia del animal, que había sido rescatado en Neiva, y hasta dijo que había llegado a su casa porque un especialista le había recomendado que era la mejor solución para su hijo de 13 años que “sufría de ansiedad, de estrés, se encerraba, temblaba, se mordía los dedos”. La llegada de Justin fue “muy positivo para él. Comenzó a tener una responsabilidad, el perro dormía con él, lo levantaba para ir al colegio. Le sirvió mucho. El psicólogo expidió una fórmula diciendo que a mi hijo le ha afectado mucho que el perro se perdió. Por eso, para mí es un perro de apoyo emocional”.

Aunque hubo muchas citas y encuentros para que María Paula le entregara el animal a Paola, la mujer que tiene el perro nunca llegó y la única vez que lo hizo no entregó el animal porque aseguró que luego de varios exámenes se dio cuenta de que Justin no estaba bien.

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Aquí es donde empieza la segunda versión. María Paula Vallejo asegura que el animal tiene muestra de maltrato y que no lo ha entregado porque no está segura de la versión de Paola Murcia.

Aunque ella no ha hablado para medios de comunicación, en sus redes sociales contó que cuando encontró a Justin estaba en muy mal estado y que hay otra familia que también dice haber tenido la perro. Según esta versión, el animal estuvo unos días por los lados de Titán Plaza y no tenía buena relación cuando los hombres se le acercaban.

Hubo una familia que lo vio en ese sector el mismo 25 de septiembre y contó que “el perrito tenía un comportamiento extraño. Estaba en una esquina y cada vez que uno gritaba el perrito temblaba, más que todo con los hombres. No se dejaba consentir de ellos”, escribió una de sus integrantes en un post.

Ellos se llevaron al peludo para la casa y lo nombraron Tobi, pero un día dejaron la puerta abierta y él escapó. Ellos, aunque no piden tener la custodia del animal, sí desean que él tenga el mejor futuro posible.

Según María Paula, el perro responde más al nombre de Tobi, que de Justin, una razón más para no entregarlo a Paola. “Tobi está tranquilo, en paz, en un hogar de paso. Va a ser vacunado y operado. Dejo claridad que mi interés de rescatar un perro de la calle era ayudarlo de corazón. Por eso publiqué esa foto. Mi único interés es que el perro esté bien en una familia amorosa”, escribió en Facebook María Paula.

El problema ya está en manos de las autoridades y aunque hubo una primera citación en una Casa de Justicia de Kennedy, Vallejo no se presentó y Murcia se quedó esperándola. Mientras que el proceso avanza, frente a la casa de la mujer que vive en Rosales se han presentado muchas personas que piden le devuelvan el animal al niño de 13 años y a su familia.