El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Medellín será anfitriona los días 17 y 18 de octubre del evento cultural Brujería, cuya sede será el Claustro San Ignacio y la organización correrá por cuenta de Comfama. La iniciativa tiene como motivo principal conmemorar los 50 años del Primer Congreso Mundial de Brujería, que tuvo lugar en Bogotá en 1975. Con una programación que promueve el diálogo entre saberes ancestrales y manifestaciones contemporáneas, la feria incluye conversatorios, exposiciones, presentaciones artísticas y espacios de lectura, y se presenta como una invitación a reflexionar sobre las espiritualidades antiguas, los imaginarios sociales y la memoria cultural colombiana, tal como informó el artículo original.
Más allá de cualquier interpretación superficial, el propósito de Brujería es destacar la diversidad de expresiones espirituales como parte esencial del patrimonio y la resistencia histórica. Paola Mejía Guerra, responsable del área de Cultura de Comfama, enfatizó que el evento busca desmontar la visión de la brujería como algo meramente esotérico o negativo, resaltando que estas prácticas ancestrales mantienen viva la conexión de las comunidades con su espiritualidad y su historia colectiva, según el artículo citado.
No obstante, la realización del evento ha generado controversia. Varios usuarios en redes sociales han cuestionado el uso de recursos de Comfama para abordar temas espirituales que consideran opuestos a valores religiosos tradicionales. Algunos demandaron la cancelación, argumentando, entre otras cosas, la incompatibilidad con valores institucionales, apoyándose en la Ley 133 de 1994, que regula la libertad de cultos en Colombia. Dentro del sector político, el representante Luis Miguel López formalizó esta petición, según la fuente original.
Frente a la polémica, Comfama reafirmó en un comunicado la importancia de respetar las diversas creencias como parte de una sociedad incluyente y en búsqueda de paz. Destacados líderes políticos y académicos, como el representante Daniel Carvalho, defendieron la necesidad de espacios públicos que promuevan una revisión crítica de la historia cultural y social de Colombia, afianzando la libertad de pensamiento y la pluralidad de perspectivas, según testimonios recogidos en la cobertura original.




Este debate da visibilidad a una tensión constante en Colombia y América Latina sobre el reconocimiento y legitimidad de saberes y prácticas espirituales no oficiales. Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, como María del Carmen Ramírez, han documentado que las tradiciones de parteras, músicos tradicionales y rituales ancestrales constituyen un pilar de la identidad cultural, especialmente para comunidades afrodescendientes e indígenas. La estigmatización de estas prácticas responde a procesos coloniales y hegemónicos cuya influencia persiste, de acuerdo con investigaciones antropológicas citadas en la fuente.
Además, expertos en derechos humanos y cultura subrayan que el Artículo 7 de la Constitución de 1991, que protege la diversidad étnica y cultural de la nación, respalda políticas públicas incluyentes que permitan el reconocimiento de estos saberes. Un informe de la Comisión de la Verdad señala que la integración de expresiones culturales diversas puede contribuir a la reconciliación y la memoria colectiva tras periodos de violencia, posicionando la pluralidad espiritual como un elemento central para la construcción de paz.
En el ámbito regional, esta disputa sobre la legitimidad de expresiones ancestrales dentro de la gestión cultural institucional ha tenido eco en otros países, como México y Perú, donde eventos similares han enfrentado demandas de cancelación por parte de sectores conservadores, según reportes de El Espectador y BBC Mundo.
En conclusión, la feria Brujería invita a la sociedad a una revisión crítica del concepto y sus implicaciones culturales, promoviendo el reconocimiento de la riqueza y resiliencia de los saberes ancestrales locales. Su realización se plantea como una oportunidad para destrabar prejuicios y expandir la conversación sobre el patrimonio cultural y la libertad de creencias en Colombia.
¿Qué significa patrimonio intangible y por qué es importante para Colombia? El patrimonio intangible hace referencia a manifestaciones, saberes, prácticas y expresiones que no son materiales, pero que forman parte de la identidad y la memoria colectiva de una sociedad. En el caso colombiano, la protección del patrimonio intangible se relaciona con la garantía constitucional de valorar y preservar la diversidad étnica y cultural, ya que muchas tradiciones ancestrales aún subsisten en comunidades indígenas y afrodescendientes. Reconocer este patrimonio ayuda a fortalecer la cohesión social y a sanar heridas históricas causadas por la exclusión y el conflicto.
La discusión sobre el patrimonio intangible ha adquirido relevancia en escenarios donde se debate la legitimidad de formas culturales no institucionalizadas. En este sentido, las políticas públicas que lo protegen refuerzan el sentido de pertenencia y abren caminos para el diálogo intergeneracional e intercultural, elementos cruciales para la construcción de una Colombia plural y en paz.
¿Por qué el evento "Brujería" ha despertado tensiones en sectores políticos y sociales? La feria "Brujería" ha provocado reacciones adversas porque confronta visiones tradicionales sobre la espiritualidad y el patrimonio. Para algunos sectores, la exaltación de prácticas históricamente denominadas como "brujería" se percibe como una amenaza a normas y valores institucionales o religiosos. Esta preocupación ha derivado en demandas directas de cancelación del evento, citando incluso la Ley 133 de 1994 para fundamentar la necesidad de mantener ciertos límites en las propuestas culturales apoyadas por entidades públicas o privadas.
El trasfondo de esta tensión radica en el debate sobre los límites de la promoción cultural y el respeto a la diversidad. Mientras voces académicas y líderes sociales defienden que el diálogo abierto sobre las espiritualidades ancestrales contribuye a una cultura democrática e incluyente, sectores conservadores ven estos espacios como contrarios a una visión homogénea de la sociedad. Así, la realización de la feria se convierte en un símbolo de los desafíos actuales para articular el pluralismo en la esfera pública colombiana.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO