Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Santiago Avila   Ago 15, 2023 - 6:42 am
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El episodio que desencadenó en la muerte de Luz Mery Tristán la madrugada del pasado 6 de agosto en Cali, del que tanto se ha hablado en medios de comunicación, tiene a su familia “seca, sin energía”, confiesa Mario Valencia, el mayor de los cinco hijos de la excampeona mundial de patinaje.

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Dice que él y sus hermanos prefieren que la gente la recuerde no por este lamentable hecho, sino por lo que hizo en el deporte, como mamá, como empresaria, como amiga, “en su esencia, porque fue la mejor mujer de este mundo”.

Una semana después del presunto feminicidio del que fue víctima y tras los homenajes que recibió la mujer de 60 años, nacida en Pereira pero criada en Cali.

Mario hace una pausa y empieza a evocar momentos que vivió junto a ella que, además de madre, fue su entrenadora, la profesional que lo llevó a conquistar un centro mundial dos décadas después de que Luz Mery le entregara al país el primer título mundial en los 5.000 metros en el campeonato realizado en Bello, Antioquia, en 1990.

El exdeportista relata que ella, luego de retirarse del patinaje competitivo, nunca dejó de hacer actividad física. “A sus 60 años yo la veía como una mujer de 30, porque tenía más energía que cualquiera”.

Podía ser un domingo a las 4:00 o 5:00 de la tarde y lo invitaba a que la acompañara trotar. Eso lo vivió el año pasado cuando Tristán quiso ser un ironman (triatleta) , preparándose para la natación, el atletismo y la bicicleta. “Mejor dicho, mantenía la disciplina que tuvo como deportista de alto rendimiento, solo tenemos admiración por ella”.

Los cinco hijos de Luz Mery (los otros cuatro son Gian Carlo, Andrés Felipe; Valentina y Valeria), en algún momento practicaron patinaje, pero Mario lo hizo por más tiempo y hoy confiesa que no sabe si era más un sueño suyo, que el de la mamá. “O de los dos, lo único que sé es que pude ser campeón mundial gracias a ella, solo no lo hubiera conseguido”.

Cuenta que como entrenadora estaba pendiente de todo. Si se lesionaba, algo muy recurrente en él, el lunes a las 6:00 de la mañana lo tenía haciéndose exámenes de laboratorio para empezar la recuperación y planear al semana.

Entre las pruebas más fuertes que le puso, recuerda los recorridos entre Cali y Santander de Quilichao en el que Luz Mery se iba en moto o bicicleta, y Mario patinando. Eran tres o cuatro horas de exigencia para que pudiera cumplir sus metas.

El amor de mamá

Detrás de esa mujer exigente había una madre abnegada, pues en una época en que la economía de la familia no era sólida, ella se esforzaba para darles lo necesario. “No comía ni siquiera lo mismo que nosotros, si de pronto había un salmón a la semana o cada dos, ella comía su arepa con pollo en las noches y nos daba lo mejor. Literal, se quitaba el pan de la boca, muy cariñosa con los cinco, cada uno con una relación muy distinta, pero de un amor increíble”.

Exigente en todas su facetas, Luz Mery Tristán, que incluso era muy amorosa con su presunto feminicida, sobresalía por su disciplina, la misma que exhibió también como ciclista profesional hasta llegar a representar a Colombia en el Tour de Francia femenino, deporte del que se enamoró luego de ver las hazañas de Lucho Herrera en las montañas europeas.

Mario admite que su mamá no tenía que demostrarle a nadie (el año pasado participó en un medio iron man en México), pero nunca le escuchó decir que tenía pereza. Siempre fue súper diligente y exigente “como mamá, como deportista, como entrenadora, intentando que sus hijos y dirigidos se enrutaran por un buen camino; para ella importaba mucho que fuéramos honestos, trabajadores y humildes”.

El excampeón mundial y sus hermanos quieren honrar el nombre de Luz Mery Tristán y aunque saben que será difícil superarla, intentarán conservar y hacer crecer el centro deportivo que ella fundó y en el que se han forjado varios talentos nacionales.

Esa es una manera de rendir tributo a la mujer luchadora y empresaria, pues quieren que su legado quede intacto y que la gente la recuerde “con ese amor y nobleza que era la esencia de su corazón”.

Gratitud y referente

A propósito de la semilla que sembró Tristán, Claudia Ruiz, también campeona mundial en Bello, donde se hicieron “amigas, compañeras y compinches”, según le dijo a la Alcaldía de Cali, resalta que Luz Mery luchó por este deporte y tras finalizar su ciclo competitivo fundó la escuela de la que ya han salido campeones del mundo.

Mientras que la cinco veces medallista de oro caleña, Angélica María Donneys, confiesa en la misma publicación que la deportista que el país despidió con honores la semana pasada fue su referente: “Fue esa mujer que nos permitió confiar y creer; que nos permitió soñar que sí era posible en algún momento de nuestra vida poder emular lo que ella había hecho: subirse al podio de los mejores”.

Para la Federación Colombiana de Patinaje, de acuerdo con su presidente José Acevedo, con la muerte de Luz Mery Tristán, quien se intentó defender antes de ser asesinada, se fue la pionera de los triunfos de este deporte para el país, la luchadora que contribuyó a masificar esta disciplina. Un triste adiós para otra campeona que la violencia le arrebata a Colombia.

(Vea también: Detalles del caso de Luz Mery Tristán: Andrés Ricci aún no pisa cárcel y sigue en un CAI)

La Gobernación del Valle exige justicia

La Gobernación del Valle del Cauca pidió a la justicia una sanción ejemplar para el autor material de la muerte de la patinadora Luz Mery Tristán. “Hago un llamado desde mi corazón y como mandataria regional para que la sanción que caiga sobre este feminicida sea ejemplarizante, nada justifica una agresión y peor aún quitarle la vida a una mujer”, dijo la gobernadora Clara Luz Roldán.

En publicación de esa dependencia, se resaltó que junto a sus cercanas colaboradoras, secretarías y directoras de departamentos, la mandataria insistió en que “la protección de las mujeres es una prioridad, y Luz Mery Tristán marcó nuestra historia y transformó a una generación entera de deportistas. Por eso, el feminicidio que segó su vida no puede quedar impune… La violencia contra las mujeres no tiene estrato social, edad, ni etnia, los victimarios deben ir a la cárcel”.

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