Esta organización sostiene una polémica con la Asociación Colombiana de Cirugía Plástica, y ella asegura que “esta garrotera es por un negocio muy rentable”.

La actriz denomina a la Sociedad un ‘club privado’ con pretensiones de ente regulador.

“Me da pena con ellos, pero no son ente regulador de nada. Ellos son un club, una entidad privada, y no pueden estar poniendo los precios de las cirugías y diciendo quién está preparado y quién no. Para eso está el Ministerio de Educación. Y no entiendo cómo se atreven a criticar a médicos que van y hacen sus posgrados en el extranjero, cuando ellos dentro de su sociedad tienen médicos que se titularon de esa manera”, dijo en entrevista con El Espectador.

‘Monstruo de los biopolímeros’ es el apodo con que la matonearon durante años los medios, luego de un procedimiento estético realizado, paradójicamente, por una cirujana de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica.

Noriega narró a El Espectador que todo comenzó cuando quiso aumentar el tamaño de su mentón y eliminar piel sobrante.

La cirujana en cuestión, cuyo nombre no menciona, le propuso y realizó un relleno, que con el paso de los años se endureció, inflamó y movió, eliminando la simetría en su cara.

Otros 4 de los más reputados cirujanos de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica le recomendaron no hacerse nada, y aprender a convivir con su deformidad.

“Duré más de tres años soportando esos ataques. Se burlaron de mí. Me destruyeron. En esos tres años nadie me dio trabajo. Por eso mi desespero para buscar ayuda, y lo que me decían era ‘devuélvase a donde la médica que le dañó la cara’. Un calvario que empezó en 2007 con mi boca y mentón deformados, hasta que en 2012 el doctor (Rodolfo) Chaparro, que estaba estudiando en Brasil, me salvó. Él me dijo que podía corregir esas deformaciones con un procedimiento muy simple. Acepté muerta del susto. Pero cuando me vi no lo podía creer. Ni siquiera estaba inflamada la boca”, dice Noriega.

La no mención de la cirujana de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica no es casual. Noriega cree que nunca tuvo mala intención y que “por eso jamás trapeé con ella en los medios”.

“Ningún médico, por títulos que tenga, está exento de que su paciente se complique o se muera. Para mí es claro que este pequeño y ambicioso club (La Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica) está sintiendo una competencia que no quería. Y al final, unos y otros esperando a ver quién se equivoca o le pasa una desgracia para acabar vidas profesionales…. Unos y otros se acusan mutuamente de pacientes que se les murieron o complicaron”, dice Noriega.

Pero para ella esas mutuas descalificaciones, entre Sociedad y Asociación, no son aceptables cuando están de por medio pacientes que exponen su salud.

“Aquí los pacientes no le importamos a nadie, estamos desprotegidos, tirados a nuestra suerte, mientras ellos pelean por quién se queda con un negocio muy rentable. Esa es la realidad tras bambalinas detrás de este circo mediático. ¿Y el Estado qué?”, concluye.