“Entre lo que dice la ley humana y lo que dice la ley de Dios, yo prefiero la ley de Dios, porque prefiero agradar primero a mi señor Dios, Todopoderoso, antes que al ser humano”, dijo Flórez, citado por la emisora, un argumento que el hombre de leyes defiende diciendo que no es discriminación sino “comprensión de las normas”.

Blu analiza que este caso pone sobre la balanza si prevalece la obligación de un funcionario o la objeción de conciencia, y más teniendo en cuenta que el matrimonio gay es legal en Colombia.

La emisora habló con el juez y este se reafirmó en sus convicciones y en su negativa de casar a la pareja de mujeres homosexuales:

“Hay que conocer a Dios para saber la dimensión del juramento que se hace al momento de la posesión como servidor público, y eso solo se logra por el conocimiento de la palabra de Dios, la biblia”, señala el juez, cuya decisión no ha sido discutida o rechazada por un ente superior.

La ley colombiana define la objeción de conciencia como un derecho subjetivo a resistir los mandatos de la autoridad cuando contradicen los propios principios morales.