
Poco después de que el charaleño William Molina, un joven de 19 años y consejero de juventudes de Santander, le hizo un reclamo sustentado al presidente Gustavo Petro en el primer encuentro con los consejos de juventudes, los medios de comunicación lo buscaron para saber más de este muchacho de la provincia de Socorro que había osado hacerle exigencias con respeto, pero sin tapujos, al primer mandatario.
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Pese a que la intervención del jefe de Estado ya se había dado por terminada, Molina, un estudiante de tercer semestre de Derecho de la Universidad Libre, tomó la palabra y dijo: “Nos hemos mantenido en un discurso populista, y no podemos seguir en lo mismo, hombre. ¡Cómo es posible que en el Viceministerio [de Juventudes] nos digan que todavía están en un tránsito de funciones!”.
Al notar la situación, el sistema de medios públicos RTVC, que trasmitía en directo el encuentro, suspendió la señal. Pero Molina siguió y puso en evidencia una de las críticas más frecuentes al Gobierno: su falta de ejecución. “Yo hago parte del Consejo Nacional de Políticas Públicas, [y] no tenemos un avance significativo de la política pública nacional de juventudes. No hay un cronograma. Todavía faltan ministerios por enviar un concepto técnico si verdaderamente ese documento se ajusta a las problemáticas que tiene el territorio colombiano”, dijo, y despertó aplausos.
Su intervención se hizo viral de inmediato y él se convirtió en presa de altísimo valor para los periodistas. Este jueves por la mañana, distintos medios lo entrevistaron y elevaron su perfil a la altura de una figura nacional. Una de las razones es que desde el presidente Petro para abajo siempre han reclamado que muy buen aparte de su capital político se encuentra entre los jóvenes. Pero, a juzgar por lo que pasó este miércoles con Molina y los jóvenes que estaban con él, esa apreciación estaría muy distante de la realidad.
Con el mismo aplomo que demostró en su intervención ante el presidente de la República, cuya presencia no lo amilanó, Molina dijo más cosas en las entrevistas periodísticas que dejaron ver las razones de su descontento y el de otros jóvenes que comparten la misma sensación. Preguntado en Blu Radio sobre qué deberían hacer el viceministro de Juventudes, Gareth Sella (a quien Molina criticó con dureza), y la vicepresidenta Francia Márquez para que se cumplan los compromisos de campaña con los jóvenes, Molina respondió:
“Lo primero que hay que hacer es pasar del discurso a la acción. Hay que ejecutar las cosas, hay que hacerlas verdaderamente. Ellos no se pueden sesgar solamente en los jóvenes de la ‘primera línea’ o en los jóvenes que de una u otra manera fungieron en un estallido social. No solamente se pueden basar en ellos, porque nosotros también estamos en el marco de una ley estatutaria que nos rige y que nos regula, y que también le exige al Gobierno Nacional que brinde esas garantías”, dijo en esa emisora.
Además, reclamó por la forma en que se sintieron tratados por el jefe de Estado, que los calificó de “jóvenes tradicionales”, en una muestra más de su permanente práctica de categorizar a las personas y a los grupos, entre los que son próximos a él y los que no. “Nosotros no somos niños, ni mucho menos como lo dijo Petro ayer, ‘viejos políticos’. Eso es superfalso. Antes somos esos esos jóvenes que queremos una política distinta”, dijo en la misma frecuencia radial, y además aseguró: “Nunca he sido de ‘primera línea’; nunca lo seré”.




Sobre el desencanto de la juventud con el mandatario, Molina aseguró: “Hasta muchísimos jóvenes petristas que le hicieron campaña a Gustavo Petro y que, mejor dicho, se dieron la pela por ayudar a buscarle votos, ya ahorita mismo no se sienten representados por el Gobierno Nacional, porque quedaron compromisos, compromisos, y que no se están viendo ejecutados”.
“Es el momento y es el llamado que hago como joven, de una construcción nacional. De una unión nacional”, agregó en Blu Radio. “Hay que construir desde las diferencias. Aquí no nos podemos sesgar que porque somos de derecha, de centro, o de izquierda. Eso nos tiene mamados, cansados, en un país que pide con urgencia y con ansias verdaderamente una representación significativa del gobierno central”.
Expectativas sobre Gustavo Petro “quedaron en una quimera”
En otro medio que lo entrevisto, Caracol Radio, Molina dijo que tenía “expectativas en el Gobierno, pero, la verdad, de una u otra manera, esas expectativas quedaron en una simple quimera. Eso no solamente ha sucedido ahorita, sino ha venido desde que empezamos a fungir y nos posesionamos como consejeros nacionales en la Casa de Nariño”.
Recordó que en ese momento llegaron a la posesión y el presidente tenía su intervención. “De la noche a la mañana, nos dijeron: ‘No, el presidente ya no va a venir a posesionarlos’. Nos posesionó la consejera presidencial para la juventud, Gabriela Poso Restrepo. Desde ahí empezó todo”.
También dijo que en diciembre del año anterior tuvieron una sesión ardua en Boyacá. “Pudimos trabajar diferentes insumos respecto de la política nacional pública de juventudes, hablamos también de la asamblea nacional de juventudes, una de las máximas instancias de partición que tienen los jóvenes de Colombia, pero el Gobierno de una u otra manera no nos ha cumplido, no lo hemos visto reflejado”.
Después de la ola mediática que provocó Molina, el presidente Petro intentó sobreaguar con una explicación en X a las peticiones del joven, que, según el mandatario, le habría propuesto al Gobierno Nacional un fondo que “pactaron con [Iván] Duque” relacionado con créditos subsidiados para estudiar en universidades. “Al parecer solo lograron 256 cupos de 7.000”, escribió el jefe de Estado.
Recordó que su planteamiento es aceptar los 7.000 cupos, pero dentro del programa de 500.000 nuevos cupos para la universidad pública y gratuita. Y, después de asegurar que no le interesan los programas de subsidio a la universidad privada con recursos públicos que propusieron el expresidente Duque y la exalcaldesa de Bogotá Claudia López, el mandatario finalizó con lo mismo que le respondió a Molina dentro del auditorio, sin el menor atisbo de hallarle alguna razón al reclamo del joven: “La lucha por los derechos universales no es populismo”.
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