De acuerdo con las revelaciones de la revista la semana pasada, militares desviaron fondos de inteligencia (inventado pagos a informantes), calculados en 20 mil millones entre 2013 y 2017, a oficiales y generales que los usaron para gastos personales, adquirir propiedades dentro y fuera del país y hasta para pagar la defensa de militares involucrados en ejecuciones extrajudiciales, mal llamados ‘falsos positivos’.

Pero donde habría las mayores revelaciones es en la forma en que usaron equipos de espionaje.

Uno de esos equipos, las llamadas ‘piñas’, cuyo costo era de 100 dólares y los militares cobraron 20 millones de pesos -es decir, unos 6 mil dólares de ese momento-, terminaron en manos de quienes investigan este caso de corrupción, y su análisis revelaría lo que hicieron con ellas.

Las ‘piñas’ se usan para engañar a los usuarios de redes inalámbricas (wifi), haciéndolos creer que se conectan a una red, cuando en realidad lo están haciendo a una de quien los interceptan.

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Analizando las ‘piñas’ se podría saber a quienes espiaron los militares.

“Oficialmente, algunos de los involucrados negaron esas actividades, pero a nivel informal ya varios han reconocido que en efecto utilizaron esas capacidades técnicas para espiar a personalidades e incluso para suministrar esa información y otra de carácter reservado a miembros de las campañas políticas”, dice la revista Semana que está en circulación.

¿Qué tanto se podrá saber de las interceptaciones con esas piñas y con chuzadas telefónicas ‘tradicionales’?

“Por temor muchos de los responsables de estos actos aún no han revelado oficialmente a quienes iban dirigidas estas actividades. No obstante, llegar al fondo no será fácil. El hecho de haber cerrado las unidades de inteligencia involucradas, así como la suspensión y destitución de varios de los uniformados involucrados dificultará conocer toda la verdad de esta caja de Pandora abierta por el Comando General de las Fuerzas Militares”, dice Semana.