De acuerdo con el informe del noticiero, un especialista que identificaron como Eduardo Insignares, de la Fundación Génesis, se registró como promotor de un ensayo clínico con dióxido de cloro en la página de patentes de Estados Unidos, pasando por encima de las advertencias que autoridades sanitarias hacen sobre los efectos de la sustancia.

Sin embargo, el profesional de la salud le dijo al informativo que lo que él utiliza es “un gas con un precursor común a nivel químico, pero no es lejía [líquido de limpieza]”.

Además, le explicó al medio cómo ejecuta su procedimiento: “Se hace la prueba rápida y si da positivo, se empieza con el tratamiento con el dióxido de cloro que está en la farmacia del hospital, luego se sigue en la casa”.

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“Es increíble la inmensa cantidad de médicos en el mundo que lo usan”, insistió Insignares al informativo, y apuntó que en el pasado empezó la investigación del dióxido de cloro con otros pacientes, pero que no la pudo culminar por falta de fondos. Además, presentaría sus resultados en junio para proceder a suministrar el dióxido de cloro por vía inhalatoria e inyectable, concluyó Noticias Uno.

Sin embargo, el Hospital San Carlos emitió un comunicado en el que afirmó que no tienen “ningún vínculo laboral, personal ni comercial” con el doctor Insignares ni conocen su fundación.

En el texto, el hospital responsabilizó al doctor Yiovanny Andrade, médico contratista de cuidado paliativo y dice desconocer su relación con Insignares. Sobre Andrade, la comunicación detalla:

“De manera personal utilizó el producto como tratamiento debido a que él mismo fue paciente positivo para COVID-19. Por esta razón y de manera individual sugirió el tratamiento a tres pacientes, los cuales aceptaron de manera libre las recomendaciones que dicho profesional realizó en su momento y a su vez contó con el consentimiento de los mismos”.

Lo que el hospital refiere es que el doctor Andrade aplicó ese tratamiento a esos pacientes sin que este estuviera avalado por su junta directiva. Por eso, desde la dirección científica contactaron a esas personas y afirman que están “en buenas condiciones de salud”.

En cuanto al tratamiento puntual, el comunicado indica que “dicho producto no existe dentro de la institución, es decir que no se ha adquirido ni almacenado, contrario a lo que se menciona en la nota audiovisual de Noticias Uno”.

Entre tanto, según el Invima, entre las consecuencias del uso de dicho tratamiento estarían: insuficiencia respiratoria, cambios en la actividad eléctrica del corazón, baja presión sanguínea causada por deshidratación, insuficiencia hepática aguda,  recuento bajo de células sanguíneas, vómito y diarrea severa, reseñó ese medio.

Nota: la versión y título iniciales de este artículo indicaban que la Fundación Hospital San Carlos tenía conocimiento de dicho tratamiento y posteriormente se ajustaron, luego de obtener su versión.