El asunto comenzó con este trino de Diego Santos, esposo de la presentadora Vanessa de la Torre, donde dice que “aparecen los populistas a calentarles la oreja” a aquellos ciudadanos que podrían empezar a contribuir con impuestos después de una nueva reforma tributaria.

Comentario que Gustavo Petro respondió mencionando el papel del IVA (impuesto al valor agregado) en la canasta familiar. Y fue ahí donde se fue el error.

Daniel Coronell, se limitó a señalar el error de la siguiente manera: “GraVar”.

Como Coronell, hay demasiadas personas que no se resisten a corregir un error de ortografía. Lo hacen en cualquier escenario: WhatsApp, Facebook, Twitter, hasta en almuerzos y citas románticas. En inglés les dicen que son parte de la ‘grammar police’ o los ‘grammar nazi’.

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Un estudio de 2016 menciona que este tipo de acciones, la de corregir la gramática u ortografía a los demás, es propia de personas introvertidas (que no es lo mismo que tímidas) que tendrían poca tolerancia a este tipo de errores y que, además, suelen juzgar a los demás por sus equivocaciones. Es más, toman decisiones basándose en eso.

En suma, el estudio relaciona esta práctica más con actitudes pedantes que agradables. En ese sentido, el error de Petro puede ser percibido por unos como un error común o un “typo” que le pasa a cualquiera, o como una equivocación imperdonable que dice mucho de él, de su intelecto y de lo que debería ser para el cargo que tiene.

Existe incluso una palabra para denominar a la gente que se excita con los errores de ortografía: anortografofilia.

Lo cierto es que a la hora de hablar de impuestos, gravar se escribe con la misma v de grave.