Todo comenzó porque Alejandro Gaviria, que hace poco asumió la rectoría del prestigioso centro de educación superior, en vista de que está por hundirse el proyecto de ley que obliga a etiquetar la comida chatarra y las bebidas azucaradas, promueve en su Twitter que se produzca la votación por esa iniciativa en el Congreso.

Pendón en la fachada del Capitolio

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Al ver eso, el embajador Santos escribió en la red social: “Garantizará la imparcialidad académica? O impondrá su vision [sic] de sociedad a los profesores y estudiantes”.

Gaviria respondió: “Soy el director del @CentroOds. Mi trabajo consiste en promover políticas públicas eficaces en varias áreas. Soy tan activista como la OMS. También defiendo la democracia”. Pero no fue el único.

En respuesta a la pregunta de Santos, a todas luces fuera de lugar por, entre otras cosas, ser un asunto interno de Colombia, lo cual escapa al ámbito de las funciones públicas del diplomático, se soltó una cascada de comentarios de los usuarios de esa red social que lo dejan en evidencia.

La académica Sandra Borda, por ejemplo, le dice a Santos: “Curioso eso de que, viniendo del partido que tantas veces ha intentado restringir la libertad de cátedra, ahora ande tan preocupado por ella”.

Pero esa es apenas la cabeza de un hilo en Twitter que aprieta al embajador y en el que también hay comentarios contra Gaviria: