El fotógrafo hacía una visita en el páramo Pan de Azúcar, a unas dos horas de Bogotá, cuando se distrajo y terminó alejándose del grupo de amigos con el que iba. El descuido le significó 17 días bajo el extremo frío, sin alimento y con poca agua.

Kaslo contó a Noticias Caracol que al darse cuenta de que había perdido el rastro de sus amigos los llamó, pero no le contestaron. Afortunadamente, alcanzó a enviar un mensaje reportando que estaba desorientado y eso alertó a las autoridades. 

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De acuerdo con su relato, lo buscaron diferentes grupos de rescate que usaron desde perros guía hasta drones. Como la naturaleza es tan similar en todo el páramo, su búsqueda se alargó y tuvo que pasar muchas situaciones que pusieron a prueba todos sus sentidos.

“Estaba oscuro y me metí por una especie de río y me caí. Fue súper feo porque el agua estaba muy helada, me salí del río y dije: ‘Tengo que pasar la noche acá’. Hice como una cuevita con la camisa para calentar el aire y respiraba y masajeando los pies”, relató.

Para mantener caliente el cuerpo, Jeshua hacía ejercicio. Además, contó que empezó a dormir muy poco. “Mi mente se programó que no me podía dormir, porque si me dormía me moría. Me duermo, me congelo y me muero”, dijo al noticiero. 

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Esta situación dio paso a que tuviera alucinaciones. “Yo veía como una vaca, así como con las figuras de la distancia, decía una vaca, una finca y se desvanecía y quedaba solo en el bosque”, recordó.

Ante la deshidratación, señaló que debió tomar su propia orina para sobrevivir. Tras 17 días perdido y cuando las fuerzas se acababan, tuvo una última idea: pasar la batería de su dron al celular. 

“Me senté y con la cola toqué el control del dron y pitó, miré y tenía batería, se me ocurrió la idea de pasar la batería del dron al celular. Empezó a sonar y se veía la señal, que estaba cargando. Muy rápidamente mandé mi ubicación”, contó.

Por la complejidad de la zona, pasaron más de 12 horas para que lograran ubicarlo. Su rescate lo calificó como un milagro de Dios. “Cuando estoy ahí de pronto se oye un grito ‘hola’, y yo me levanté de una y levanté los brazos”, expresó Kaslo. 

Aquí puede ver la historia del fotógrafo: