Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Marizol Gómez   Ene 16, 2024 - 3:38 pm
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Tras un largo viaje con tramos a pie y otros en camiones y buses, llegó a Medellín hace apenas una semana una familia de migrantes venezolanos que ha tenido que pasar los días y las noches en una carpa que montan en zonas verdes de la ciudad.

Los padres, jóvenes, cuidan con recelo a sus tres niñas de 1, 6 y 9 años, y cuentan que aunque han recibido algunas ayudas de ciudadanos, no han podido conseguir para pagar una habitación, porque si lo hacen no tienen con qué comer.

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La carpa es azul y la rodean bolsas, juguetes y maletines con ropa y elementos de necesidad básica que cargan con ellos. En el piso también tienen plásticos para sentarse a conversar, a comer o simplemente a ver pasar carros en esta ciudad desconocida para ellos.

Juan*, el padre, cuenta desde una zona verde a los alrededores de la Universidad Nacional, donde se encontraban este lunes, que llegaron a Medellín porque tuvieron que salir de Lima, Perú, el país donde se habían radicado para comenzar una nueva vida ante la falta de oportunidades en su país de origen.

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Pero empezaron a sentirse rechazados en Perú y decidieron salir del lugar. “Allá comenzaron muchos problemas de xenofobia, nos empezaron a llamar venecos, a decir que nos fuéramos, creíamos que íbamos a tener una estabilidad allá, pero decidimos mejor salir con las niñas de ese lugar”, dice.

Una de sus preocupaciones que tienen es que a las niñas, a quienes no permiten que pidan dinero ni estén solas en ningún momento, les pase algo, pues por lo pronto la única opción que tienen es armar la carpa para pasar el día y la noche.

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“Las hemos cuidado en todos los tramos que hemos caminado, por el desierto, en camiones, no permitimos que pidan plata y siempre estamos cerca de ellas”, expresa Juan.

Explican también que en algunos inquilinatos o residencias les han pedido sumas muy altas de dinero por el solo hecho de estar con las niñas y les ofrecen solamente una habitación con una cama y baño compartido con otras personas.

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El otro temor de los esposos es que les quiten a las menores de edad. La madre señala, mientras amamanta a la más pequeña y las otras dos juegan con unicornios de peluche, que un policía les dijo que si los volvía a ver por ahí llamaba al Bienestar Familiar.

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Por eso, esperan que les brinden la ayuda que aseguran que van a buscar en la alcaldía. También han contemplado la posibilidad de coger rumbo hacia Necoclí, Urabá antioqueño, para arriesgarse cruzando la peligrosa selva del Darién en busca de llegar a Estados Unidos, donde están conocidos y amigos que los podrían recibir, pero Juan* teme arriesgarse con su familia en ese agreste territorio donde cientos de migrantes han muerto.

La situación de esta familia migrante refleja una realidad que vive la ciudad y a la que las autoridades le ponen la lupa: la exposición de niños y niñas a los riesgos de la calle.

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Las autoridades informaron que hacen jornadas con patrullas de Atención para la Infancia Segura y se verifican con frecuencia las zonas donde se instalan cambuches porque en muchos casos estos son habitados por familias numerosas en las que se encuentran niños y niñas. A los menores de edad siempre se les deben verificar sus derechos, y a la familia se le ofrece la ruta de atención a través del grupo social de la línea 123.

Estas patrullas funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana en el área metropolitana. A veces se presentan rescates de menores de edad, como los dos hermanitos de 4 y 6 años que fueron dejados, al parecer, por su madre en un cambuche con un hombre que no era su familiar. La Policía los sacó de allí y están ahora en un hogar de paso.

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Cuando rescatan a un niño o adolescente los dejan con las entidades competentes para el restablecimiento de sus derechos. Cualquier denuncia sobre un caso que atente contra los menores de edad se puede hacer en la línea 123.

Pulzo complementa

La presencia de migrantes venezolanos en Colombia ha alcanzado proporciones significativas, convirtiéndose en uno de los fenómenos migratorios más importantes de la región.

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Según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (Oim), millones de venezolanos han buscado refugio en Colombia, huyendo de la crisis económica, política y humanitaria en su país de origen.

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