En realidad, De la Espriella también mencionó a otras personalidades cuando habló con María Elvira Arango de sus gustos y su estilo.

“Si yo tengo que vestirme como Lucho Garzón, como Gustavo Petro, como Daniel Samper, que carga unos tenis espantosos que creo que no se los cambia no sé hace cuánto, como Cepeda… Si yo tengo que vestirme como esa gente para encajar en ese patrón, prefiero el exilio”, dijo De la Espriella.

Pero fue Samper el que le respondió en Twitter, e involucró al exalcalde de Bogotá: “A usted, doctor, lo que le gusta es el zapato Croc, que ese sí es el fino (mucho más que el mismo Ferragamo del doctor Petro)”, le escribió Samper al abogado.

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De la Espriella no guardó silencio y escaló (o, mejor, rebajó) el nivel de la conversación: “Usted, Samper, está equivocado: no me gustan los ‘Crocs’; nunca los he usado; en todo caso, creo que no producen la ‘pecueca’ de unos Converse viejos que nunca han sido lavados”.

Y, en seguida, Samper usó la misma expresión, pero para descalificar a De la Espriella: “A ‘pecueca’ huele el culto a la ostentación y el amor por el dinero, prácticas comunes en personajes muy ‘elegantes’ de nuestra sociedad, estimado doctor”.

Poco antes, en ‘Los informantes’, De la Espriella había hecho otros comentaros para reafirmar sus gustos: “Uno maluquito, de pueblo y mal vestido, se jodió. Yo trato de vestirme bien para adornarme un poquito. Pero imagínate: si yo fuera Brad Pit, a lo mejor saliera en chancletas, pero no es el caso”.

También llamaron la atención sus comentarios gastronómicos, que lo dejan un poco aislado de la realidad colombiana: “El ajiaco le parece un potaje carcelario porque es papa y pollo. Eso les dan a los presos. La changua es una cosa que hay que erradicar de nuestra dieta. El día que la erradiquemos probablemente tengamos paz”.