La columnista del diario caleño compara en su columna a la exreina y actriz Valerie Domínguez, que se vio envuelta, por su novio costeño de la época, Juan Manuel Dávila, miembro de una de las familias más ricas e influyentes de Santa marta, en el escándalo de Agro Ingreso Seguro (AIS), con la excongresista Aída Merlano, al parecer, ‘víctima’ de dos familias poderosas de Barranquilla: los Char y los Gerlein.

Por supuesto, no existe ningún punto de comparación entre Domínguez, que enfrentó la justicia y fue absuelta por inocente, y Merlano, que también enfrentó los estrados, pero fue condenada a 15 años y, de remate, se fugó. Pero el común denominador que les encuentra Gloria H. es que estuvieron con hombres costeños, que se sienten “dueños” de “mujeres bonitas, con personalidades frágiles y sumisas”, que acceden a sus demandas “‘a nombre del amor’”, pero advierte que una pasión como el amor unida al poder “forma un entramado capaz de tumbar Estados”.

“¿A través de la Historia, cuántas disputas y hasta guerras entre naciones, tienen de base un lío amoroso?”, se pregunta la columnista, y, aunque no responde, es fácil evocar, por ejemplo, el caso de la mitológica guerra de Troya, que enfrentó a una a coalición de ejércitos aqueos contra la ciudad, pues uno de los príncipes troyanos, Paris, secuestró a la griega Helena.

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Obviamente, Gloria H. se cuida de no mencionar la epopeya narrada por Homero, para evitar, con seguridad, cualquier comparación ligera entre semejante historia que es referente para la humanidad (o, por lo menos, para Occidente) y las aventuras de la protagonista de enredos, consejas y líos (y tríos) amorosos y políticos en una región colombiana.

Pero, en todo caso, la columnista sí advierte que el caso de Merlano podría terminar como una verdadera tragedia griega: “Puede resultar muerta. Sabe mucho y no tiene nada por ganar”.

¿Cómo y por qué puede pasar eso? Gloria H. esboza el difícil cuadro en el que se metió Merlano, y empieza por decir que “¡lo perdió todo!”, y en eso incluye “sus ‘privilegios’ carcelarios, la opción de acortar su sentencia, les complicó la vida a sus hijos y el resto de su vida (si no se suicida o la matan)”.

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Pero, además, recuerda que la prófuga excongresista “deberá permanecer escondida. O volver a una cárcel a que ‘le cobren’ su osadía”. Tampoco podrá caminar “por ningún lugar del mundo sin la opción de que la delaten o la detengan. No podrá hacer amigos en el lugar donde esté, ni podrá tan siquiera asomarse a una ventana para ver la luz. Está condenada al ostracismo”.

En suma, esas nuevas circunstancias que fueron creadas por la misma Merlano con su fuga constituyen, para esta columnista, un “acto suicida”, porque para mantenerse prófuga “perdió su identidad. Nunca más podrá volver a ser ella misma. Nunca más podrá tener paz interior. Y de acuerdo a su historial carcelario, si ya intentó suicidarse, no es alocado pensar que lo vuelva a intentar. ¿Tiene sentido?”.