El director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), Néstor Franco, dijo a periodistas que “una mamá cocodrilo tipo aguja ha depositado huevos muy cerca de la ribera del río Bogotá”.

El vocero detalló que se espera que “en los próximos 90 días podamos tener reproducida esta especie en un escenario de renaturalización, lo cual significa que los procesos de descontaminación y recuperación en la cuenca alta y media del río Bogotá comienzan a dar resultados con respecto a la posibilidad de afianzar el repoblamiento de fauna endémica que hacía mucho tiempo no se identificaba“.

Según la CAR, el “crocodylus acutus” es una especie amenazada que se encuentra en un estado vulnerable porque es cazada para comercializar su piel y otras de sus partes.

Esos caimanes habitan la cuenca del río Magdalena, la principal arteria fluvial del país, y las hembras ponen entre 30 y 70 huevos, de los cuales sobreviven muy pocos debido a la depredación de mamíferos y otros cocodrilos.

Es por eso que la CAR trabaja en un programa de repoblamiento de su hábitat natural a través de una “proyección de un manejo sostenible”.

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El río Bogotá tiene 347 kilómetros de longitud y atraviesa 46 municipios, y representa una influencia sobre unos 12 millones de personas.

En marzo de 2014, el Consejo de Estado ordenó a la nación tomar medidas para recuperar el afluente, que nace a unos 3.400 metros sobre el nivel del mar en el Alto de la Calavera, en el municipio de Villapinzón, y desemboca en el río Magdalena.

Según la CAR, el río Bogotá, afectado por la tala de árboles, las captaciones de aguas ilegales, el depósito de residuos y la mala disposición de basuras, estará recuperado en 2025.