Plácido Garzón, quien vive en una vivienda de esterilla, al interior de un parqueadero, contó que hace más de dos meses, un pozo situado detrás de la casa colapsó y aunque han informado a la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (Ibal) para que les colabore, les habrían dicho que el arreglo está en lista de espera.

El agua fluye por todo el sector. El olor es terrible.
El agua fluye por todo el sector. El olor es terrible.

Mientras tanto, los transeúntes deben caminar sobre desechos y según los ciudadanos, más de un motociclista ha terminado en el suelo.

“Es inconcebible que el Ibal no haya arreglado el daño. No es un chorrito, es una inmensa cantidad de aguas negras las que fluye por el sector. Los vehículos y las personas que van hacia el Santofimio pasan por aquí, los que van para el Ricaurte y suben por la cuesta también, los que van hacia el Yuldaima y los que van para el Santuario del Divino Niño”, dijo el ciudadano.

Además de las aguas negras, conductores y transeúntes se topan con este hueco.
Además de las aguas negras, conductores y transeúntes se topan con este hueco.

Contó que durante Semana Santa, las personas que visitaron el Divino Niño, en carro, moto o caminando vivieron su propio viacrucis al transitar la zona.

“Me dio lástima ver cómo las personas trataban de no mojarse de esa pestilencia. Y es que a veces baja la materia fecal intacta. Es terrible, y todos los meses pagamos el recibo”, puntualizó.