Para cumplir con esa misión, ‘Máscara’ sumó a sus armas la ‘protección’ de una pitonisa y el ‘alma’ de un gato negro, en un ritual en donde la mujer dijo protegerlo de la muerte a través de una liga que lo ataba a la ‘reencarnación’, cuenta la revista Semana.

Sin embargo, la misión suponía un desafío para él y sus hombres (al menos 45 sicarios bien armados y entrenados) porque además de enfrentar estructuras delictivas como ‘La gente del orden’ y ‘La Empresa’, debían sobrevivir a la dureza de la selva.

Alias ‘Máscara’ mantenía a sus hombres con prostitutas, trago y la promesa de ganar $1’600.000 mensuales. Un informante y dos agentes infiltrados de la Policía completaron el mapa del ‘Clan del Golfo’ en el Pacífico y el escondite del capo.

Con información de inteligencia se identificaron rutas y sitios estratégicos por donde alias ‘Máscara’ se movilizaba. Tácticos del comando Jungla planearon un ‘golpe de mano’ al cabecilla y hombre de confianza de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, en esa región.

La arremetida contra alias ‘Máscara’ no lo salvó de caer herido, pero alcanzó a huir hasta un refugio ubicado en una vivienda del corregimiento de Zaragoza en Cartago (Valle), hasta donde fuerzas especiales lo siguieron.

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“Varios comandos irrumpieron en una casa y allí en uno de los cuartos estaba dormido el capo y no pudo reaccionar. Su protección, los tres gatos y la bruja salieron a correr”, agregó la revista.

Gustavo Hernán Sepúlveda David, alias ‘Máscara’, hizo parte de las autodefensas. En 2003 fue capturado por el delito de concierto para delinquir y era uno de los hombres encargados de asumir el control territorial del ‘Clan del Golfo’ en el sur del país, precisó El País de Cali.