
En la mañana del jueves 4 de julio, el centro de Bogotá amaneció con una gran columna de humo de color negro que impresionó a todos los que trabajan y viven en el sector de San Victorino, donde ocurrió el incendio de una bodega de la zona.
Se sabe que allí operaban dos negocios: uno de telas y el otro de piñatería, los cuales funcionaban desde hace más de 23 años en uno de los sectores comerciales más importantes de Bogotá. Las imágenes que se veían por redes sociales eran desoladoras, pues una bodega de casi 3 pisos quedó totalmente calcinada, de acuerdo con El Tiempo.
La estructura quedó en cenizas, con los tejados caídos, las paredes negras y los vidrios rotos; sin embargo, la peor escena fue ver que toda la mercancía se perdió, lo que representó pérdidas millonarias, empleados afectados y un futuro incierto para la compañía, que recibe un duro golpe en plena mitad del año, según el rotativo.
El incendio se extendió por más de 7 horas y sucedió en la calle 11 con carrera 11, en el centro de Bogotá. Los daños solo fueron materiales, ya que los organismos de socorro evacuaron a todos los trabajadores de la zona.
Los negocios afectados fueron dos: el primero es Punto Mayor, una piñatería y tienda de accesorios para el hogar, que ocupaba la mitad del primer piso. El segundo es Todo Accesorios, que funcionaba en los otros dos pisos de arriba desde hace más de 23 años y que vende insumos para confección, artículos para eventos, peluches y hasta disfraces de Halloween, de acuerdo con el periódico.
La propietaria del comercio es Cristina Guzmán, quien estaba en su casa en el momento del incendio. Al llegar al lugar se encontró con la desoladora escena y las millonarias pérdidas, como si se le viniera el mundo encima.
“Nosotros tenemos mucha experiencia en este negocio de las telas, es un golpe muy duro, dentro se quedó toda la mercancía y hasta los pedidos que tenía para mis clientes hoy”, mencionó en el diario.




Luego de la pandemia, el negocio cambió de nombre a Telas y Accesorios, después de adquirir el primer local, abrieron otra sede en el centro y luego se esparcieron por la ciudad en el norte y occidente. En el punto que se quemó trabajaban más de 45 empleados, quienes ahora tienen un futuro incierto, pese a que la empresa en un comunicado mencionó que pondrán todo su “empeño para salir adelante de este duro golpe”, según el impreso.
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