
El consumo exacerbado de azúcares, presentes en gaseosas y alimentos ultraprocesados, le está pasando cuenta a la salud de los bogotanos, sobre todo a los más jóvenes.
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De acuerdo con un estudio de la Universidad Manuela Beltrán, aproximadamente el 19 % de las personas que viven en Bogotá no se están alimentando de manera adecuada debido al abuso de este tipo de productos.
Según Diana Sandoval, magíster en Salud Pública y docente de la mencionada universidad, este tipo de prácticas poco saludables pueden desembocar en problemas importantes para salud.
“El consumo de azúcares que vienen en las gaseosas y los alimentos que pasan por varios procesos industriales produce sobrepeso y enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2”, explicó Sandoval a Canal Capital.
De igual manera, la experta llamó la atención sobre la población que se está viendo más afectada por esta tendencia: los niños en edades de 5 a 13 años y los jóvenes que tienen entre 13 y 18 años.
¿Cuál es la problemática que existe sobre alimentación y salud en Colombia?
Un estudio de la FAO reveló recientemente que los “costos ocultos” en los sistemas agroalimentarios globales ascienden a cerca de 12 billones de dólares anuales.
De esta cifra, aproximadamente el 70 % se debe a hábitos alimenticios poco saludables, que están vinculados a enfermedades no transmisibles como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y diabetes.
Estos costos superan significativamente los relacionados con la degradación ambiental y las desigualdades sociales.

El informe detalla cómo los costos ocultos son mayormente sanitarios, seguidos por los ambientales, especialmente en los sistemas agroalimentarios industrializados de países de ingresos altos y medianos altos.
También identifica 13 factores de riesgo alimentarios, como la baja ingesta de cereales integrales y frutas, y el alto consumo de sodio y carnes rojas.
Las recomendaciones que dejó la agencia de la ONU para los gobiernos e instituciones alrededor del mundo, son las siguientes:
- Dar incentivos para que las empresas usen prácticas sostenibles y equitativas en la producción de alimentos.
- Hacer que los alimentos saludables sean más baratos y accesibles para todos.
- Reducir la contaminación y la pérdida de biodiversidad con etiquetas y certificaciones en los productos.
- Informar a las personas sobre cómo sus elecciones de alimentos afectan el medio ambiente y la salud.
- Usar el poder de compra de instituciones para mejorar la cadena de suministro de alimentos y educar sobre nutrición.
- Promover el desarrollo rural sin aumentar los problemas ambientales y sociales.
- Fortalecer la cooperación entre gobiernos y sociedad civil para innovar en sistemas alimentarios sostenibles y justos.
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