Una tragedia estuvo a punto de ocurrir el pasado sábado, en la cancha José Fernando Cuadrado del barrio Las Flores, en Valledupar, luego que uno de los arcos móviles del escenario deportivo cayera sobre la humanidad de un menor de 10 años quien acompañaba a su padre a un encuentro deportivo.

Los hechos sucedieron justo al finalizar el partido entre el Equipo Azul de Valledupar y Juventud Pacífica, por la quinta fase de la Primera C del fútbol colombiano. 

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Según narró Néstor de Ávila, reportero gráfico y padre del menor, su hijo junto a otros niños que allí se encontraban, ingresaron al terreno de juego una vez finalizado el partido para aprovechar los balones y jugar.

“Empiezan a patear bola y en el momento que él saca, se montó en el arco y el arco se le vino encima, se guindó en toda la mitad del arco y le cayó encima”, dijo de Ávila.

El niño tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en su pierna izquierda, por una fractura de fémur, en una clínica de la ciudad.

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“El llamado que como padre hago es que traten de tener más precaución con este tema, deben de ver que van a hacer con ese arco, así como le pasó a mi hijo, pudo haberlo matado”, dijo el angustiado padre.

Aunque hoy Néstor Andrés se encuentra en recuperación tras una exitosa operación que lo mantendrá en terapias por dos meses, este hecho prendió las alarmas sobre la seguridad de los pequeños deportistas a la hora de entrenar en las diferentes canchas sintéticas de la ciudad.

 

Precisamente en ese mismo escenario, hace varios meses, otro menor de 5 años por poco pierde la vida tras caerle encima uno de los arcos.

Hace apenas dos meses, en Argentina, un niño de 11 años murió tras sufrir un duro golpe cuando un arco de fútbol le cayó encima en pleno partido con sus amigos. El hecho ocurrió en la localidad de Merlo, provincia de Buenos Aires.

También se recuerda el caso en Antioquia de un menor de 14 años quien falleció en el municipio de La Estrella luego de sufrir un accidente similar mientras jugaba fútbol con algunos amigos.

“En más de una ocasión se han venido los arcos, ya hay que poner el campanazo de alerta porque no queremos que más adelante vaya a ocurrir una tragedia mayor, de por sí lo que le sucedió al niño es bastante delicado”, dijo Rafael Torres, entrenador del club De Pies a Cabeza, que entrena en este lugar.

Recordó Torres que “este problema inició cuando entregaron el escenario, tenía unos rodachines que representaban mayor peligro, con Idecesar se decidió cortar los rodachines para que tuviera el arco más estabilidad, pero no deja de ser un peligro”.

El lamentable suceso prendió las alarmas de la comunidad deportiva que hoy se hace preguntas respecto a si estos escenarios cuentan con pólizas de seguros que respondan ante cualquier eventualidad o si están preparados para recibir presencia masiva de niños.

INDER TOMÓ MEDIDAS

Aunque el escenario deportivo de este caso está a cargo de Idecesar -ente descentralizado que busca apoyar, gestionar y financiar proyectos de desarrollo en los municipios del Cesar-, ante el evento, Inder Valledupar reforzó medidas para evitar accidentes en los escenarios deportivos, tanto de los atletas como de la misma comunidad.

El director del Instituto de Deporte, Recreación y Actividad Física, INDER Valledupar, Marlonis Sierra Vidal, realizó una inspección por las diferentes canchas para identificar posibles riesgos y minimizarlos a través de acciones institucionales.

En ese contexto, Sierra Vidal y su equipo de trabajo, inspeccionaron las canchas de los barrios Doce de Octubre, Don Alberto, Panamá y San Martín para tomar las medidas necesarias y evitar accidentes como el ocurrido en Las Flores.

“Estas situaciones hay que minimizarlas a través de acciones de prevención, en el tema de los arcos alternos que son de uso exclusivos para niños, ya estamos buscando la forma de estabilizarlos cuando no se utilicen, prensarlos para que queden inmóviles y evitar percances que lamentar”, aseguró el director de Inder.

Agregó que: “Nos solidarizamos con la familia del niño afectado, sabemos que es una situación difícil y nosotros debemos tomar medidas para que hechos como estos no se repitan. Es nuestro deber garantizar la sana práctica de actividades recreodeportivas, por eso tratamos de que los escenarios estén en óptimas condiciones”.

¿SOLUCIONES?

EL PILÓN consultó a conocedores del tema, como el arquitecto y comunicador Jairo Jiménez Fadul, quien aseguró que “lo más sensato es ponerles unos contrapesos y ruedas a los arcos portátiles”.

Explicó que “con solo comprar un tubo de hierro, soldarle fondo y rellenar con arena, si se les da el cuidado adecuado puede ser un tubo de PVC de 3″ pesado. Estos últimos tienen alta resistencia por que los usamos en obras para soportar el concreto, se rellenan, se le ponen los tapones de PVC pegados con soldadura y listo. Cada tubo está alrededor de los $40.000, las tapas cuestan entre $2.000 y $5.000, el pote de soldadura 7.000 y listo”.

POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN