El covid-19 jalonó el auge de los servicios a través de las plataformas digitales, y los préstamos no fueron la excepción. Así, el auge de esta modalidad a modo de fintech que brindan servicios similares a los financieros, pero que prestan dinero de manera fácil por montos de $ 100.000 a $7 00.000, sin muchos requisitos, ni codeudores, y solo con diligenciar algunos datos de manera electrónica, terminan con intereses superiores a la tasa de usura autorizada por el gobierno para microcréditos que es del 52,89%.

Pero así de fácil como fue sacar el préstamo a través de estas plataformas digitales, para librarse de acudir a los créditos informales ‘gota a gota’ cuyos intereses pueden llegar a ser superiores a 300 %, también puede convertirse en una pesadilla, ya que estos canales virtuales terminan siendo los mismos prestamistas que crearon empresas fachadas que se hacen pasar por fintech.

(Vea también: Comerciante pide ayuda ante amenazas de gota a gota; teme por su vida y la de su familia)

Así, siguen intimidando a los usuarios de maneras delincuenciales. Si el usuario se cuelga en los pagos, comienza a ser amenazado a través de mensajes de WhatsApp. Incluso todos sus contactos comienzan a recibir mensajes con su foto, que es la que envió al momento de diligenciar los datos en la plataforma y lo muestran como un ladrón que no responde por las deudas.

Lo anterior, debido a que cuando llenó el formulario digital, sin querer al dar clic para continuar, daba autorización para que la app accediera a los contactos e información que posee en su teléfono celular.

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Pero las amenazas no solo se quedan en hacerla quedar mal con los contactos, también llegan a ser intimidaciones físicas.

El Ministerio de Justicia señala que cuando se evidencia el acoso o intimidación por un prestamista ilegal, se puede presentar una querella y exponer que su vida está en peligro, mostrando las pruebas correspondientes en la Fiscalía.

Además, la Superintendencia Financiera no es la entidad encargada de regular a estas apps porque estas no captan dinero, sino que lo prestan. Y es la Superintendencia de Industria y Comercio la que regula tales aplicaciones, de hecho, se conoce que hay varias que están en procesos de investigación.