Ese mensaje le llegó a Vélez el pasado 15 de junio desde una cuenta a nombre de Alan Benjumea.

En respuesta a esa amenaza, Vélez escribió en Twitter: “Amenazas a periodistas que registramos deberían ser alerta a políticos, activistas e “influenciadores” que desde extremos políticos estigmatizan, tergiversan y atacan la Prensa. Su ojo miope e intolerante amenaza la libertad de expresión que solo sirve para enterrar la democracia”.

Las amenazas contra Vélez se suman a las que recientemente han recibido las también periodistas María Jimena Duzán, Jineth Bedoya y Yolanda Ruiz y otros comunicadores de RCN Radio.

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Eso, para hablar de los periodistas más reconocidos y con mayor exposición mediática. Pero hay otros que también están en las mismas circunstancias, cuyos casos no se conocen por estar alejados de los grandes centros urbanos. 

Catalina Ruiz-Navarro menciona en su columna de El Espectador las historias de Ricardo Ruidíaz, periodista y activista que trabaja en el Magdalena Medio; Catalina Vásquez, que trabaja en la Comuna 13 de Medellín, la periodista Jhanuaria Gómez, que huyó de Segovia (Antioquia) por amenazas, y la de la periodista Laura Montoya en Putumayo. También ellos están amenazados, aunque la gran prensa no lo reseña.

Tan pronto se conoció el mensaje contra Vélez, en redes sociales se produjo una explosión de solidaridad para con él, que contrasta con la expectativa que genera el silencio de las autoridades sobre el estado de las investigaciones, si las hay, en relación con esta ola de amenazas contra los periodistas en Colombia.