Así, Trump llega al país que ha sido blanco recurrente de sus ataques durante la campaña. Es una cita que analistas califican de “incomprensible” y que solo beneficiará al estadounidense, que este miércoles pronunciará su discurso sobre su política migratoria, en el estado sureño de Arizona.

La visita de Trump a México supone un giro asombroso en su campaña electoral, que comenzó con un insulto a los inmigrantes mexicanos, a quienes llamó “criminales” y “violadores”, y siguió con su propuesta de construir un muro en la frontera sur y pasarle la factura al país vecino.

“He aceptado la invitación del presidente Enrique Peña Nieto y estoy muy deseoso de reunirme con él mañana”, dijo Trump este martes, en un mensaje publicado en su Twitter.

Poco antes, la presidencia mexicana había indicado que, el viernes pasado, Peña Nieto envió “invitaciones a ambos candidatos” en las elecciones de noviembre en Estados Unidos, el republicano Trump y la demócrata Hillary Clinton, para que visitaran México.

“Invité a México a los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, para conversar sobre la relación bilateral. Mañana recibo a Donald Trump […]. Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén”, escribió Peña Nieto.

Lluvia de críticas

Pero el equipo de prensa de la candidata demócrata Hilary Clinton emitió un comunicado en el que recuerda los antecedentes de Trump y su discurso antimexicano: “Trump ha pintado a los mexicanos como ‘violadores’ y criminales y ha prometido deportar a 16 millones de personas, incluyendo a niños y ciudadanos estadounidenses”.

Recordó que Trump ha amenazado con construir un muro en la frontera con México, que debería pagar el país latinoamericano, y que si se niega a hacerlo congelará las remesas que los mexicanos envían a sus familias, uno de los principales ingresos de este país.

“Lo que verdaderamente importa es lo que Donald Trump diga a los votantes en (su discurso en) Arizona, no en México. Y si sigue decidido a separar familias y deportar a millones”, dijo la directora de comunicaciones de Clinton, Jennifer Palmieri.

“Este encuentro es incomprensible desde la perspectiva mexicana. ¿De qué van a dialogar? ¿Del precio del muro? Clinton ya lo dijo bien: Trump está incapacitado mentalmente para gobernar, pero Peña Nieto al recibirlo lo va a legitimar”, dijo a la AFP Alejandro Hope, exagente de la inteligencia mexicana y actual analista político.

En la misma tónica, Ana María Salazar, exasesora del Pentágono y exmiembro del gabinete de Bill Clinton, comentó que esta decisión de Peña Nieto de entrevistarse con Trump es “arriesgada” y podría traerle muchos “cuestionamientos” en el plano interno.

Además de sus declaraciones relacionadas con la inmigración, el candidato republicano critica regularmente en sus mítines el Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN, o NAFTA en inglés), y ha acusado de corrupción al gobierno y los tribunales mexicanos en varios mensajes en Twitter.

“Esto de venir a ver a Peña Nieto va a ayudar a Trump con el voto blanco moderado, a mostrarse que no es tan racista xenófobo como parece”, añadió Hope, al no descartar un repunte en las encuestas del magnate estadounidense con este gesto.

“Es difícil imaginar que salga algo positivo. Trump puede usar la reunión para salir a Estados Unidos y decir que le dijo a la cara a Peña Nieto lo que piensa”, consideró por su lado Salazar.

Oportunismos

Según el Washington Post, primer diario en informar de los planes de Trump, la campaña del magnate vio en la invitación de Peña Nieto una oportunidad de destacar “las ideas populistas sobre inmigración” del candidato republicano y perfilarle “como un estadista que puede lidiar directamente con México”.

El discurso de Trump sobre su política migratoria se ha pospuesto en varias ocasiones y ha despertado una enorme expectación en Estados Unidos debido a que, en algunos momentos de la semana pasada, Trump pareció dispuesto a suavizar sus duras propuestas migratorias para atraer a los votantes hispanos y negros.

La semana pasada, Trump abrió la puerta a retractarse de su plan para crear “una fuerza de deportación” que expulse a los once millones de indocumentados que se calcula que viven en Estados Unidos.

Pero está por ver si su viaje a México supone un primer paso en la posible suavización de su postura respecto a la inmigración.

“Desde una perspectiva política, el hecho de que Peña Nieto consiga que Trump viaje a México muestra que Trump se ha visto forzado a cambiar parte de su retórica y tomarse en serio a México”, dijo Andrew Selee, un experto en asuntos mexicanos en el centro de estudios Wilson Center, al diario The New York Times.

Por su lado, Peña Nieto está por entrar en su quinto año de seis en la presidencia, y vive su peor momento de aprobación popular, con un mínimo de 23 %, según una encuesta del diario Reforma, publicada días atrás.

Múltiples escándalos rodean estos días a Peña Nieto y su gobierno, desde el plagio de párrafos completos de al menos una decena de autores para su tesis de abogado, hasta la acusación lanzada la semana pasada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (defensoría) de que la policía federal ejecutó extrajudicialmente a 22 civiles en un operativo antidrogas.