La iniciativa del presidente estadounidense tendría como fin (no tan evidente) socavar las políticas de su antecesor, Barack Obama, que buscan reducir las emisiones de efecto invernadero, según dos funcionarios del gobierno citados por The Washington Post.

Dicha iniciativa pondría en marcha una batalla jurídica entre el estado más rico del país (California) y el gobierno, y tendría un impacto en el mercado de automotores, ya acostumbrado a que en el mencionado estado se les exige más en cuestión de emisiones.

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Eso también afectaría la intención de 13 estados más que quieren adherirse a los estándares californianos, dice el ‘Post’, pero que a la luz de esta política estatal tendrían que verse forzados a tomar partido por California o el gobierno, con las retaliaciones que se pueden derivar de cualquiera de las dos partes, luego de terminado el pleito y dependiendo de quien resulte ganador.

Lo cierto es que los activistas prometen que apoyarán a California, un estado que no solo propende por la calidad del aire, sino por la eficiencia de consumo de los motores, a los que cada vez se les exigen que hagan más kilómetros con menor cantidad de combustible.