El fotógrafo recortó los espacios de las imágenes en los que se veían lugares no ocupados por la multitud que asistió a la ceremonia del 20 de enero de 2017. El cambio fue hecho luego de la insatisfacción al respecto que mostró el nuevo presidente en su primera mañana en el cargo, dice The Guardian.

La información le fue revelada a ese diario británico por el inspector general del Departamento del Interior de Estados Unidos, amparado en la Ley por la libertad de información, y da luces sobre la primera polémica de la presidencia de Trump: cuando se dijo que su posesión había atraído más gente que el expresidente Barack Obama en su momento.

La información también dice que el presidente Trump estaba especialmente enojado porque durante la ceremonia con que oficialmente se convertía en mandatario hubo menos gente que la que convocó su antecesor en su primera posesión, en 2009.

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Independent agrega que Trump llamó a Michael Reynolds, director del Servicio Nacional de Parques, para mostrarle su preocupación por las fotos que había visto de la agencia estatal. Más tarde, el entonces secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, pidió que se buscaran fotos “más favorables”. Al final, el fotógrafo del gobierno hizo el trabajo de edición.

El mismo día de la posesión, los reportes indicaban que pese a que el nuevo presidente quería una posesión con asistencia récord -un deseo fiel a su naturaleza egocéntrica-, al final no logró superar las 1,8 millones de personas que acompañaron a Obama en 2009.