Cunha es el presidente de la Cámara Baja y responsable de dar inicio al proceso que puede llevar a un juicio político a la presidenta del país, Dilma Rousseff.

La medida fue dictada por el Teori Zavascki, uno de los once miembros del Supremo, que la fundamentó en las numerosas acusaciones que pesan contra Cunha por el escándalo de corrupción en la empresa estatal Petrobras, por las que incluso ya se ha iniciado un juicio formal en su contra.

Cunha es el segundo en la línea de sucesión del estado brasileño y podría convertirse en el primero si prospera el juicio político que tramita contra Rousseff y es separada del cargo por el Senado y sustituida por el vicepresidente Michel Temer, a partir de la semana próxima.

La posibilidad de que Cunha asuma la presidencia en forma interina ante un eventual viaje de Temer al exterior, en caso de que este sustituya a Rousseff, causó preocupación en el Supremo, que hoy mismo tenía previsto analizar esa situación.

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Sin embargo, Zavascki se adelantó y decidió adoptar la medida cautelar, que atendió una petición formulada por la Procuraduría General.

Según la Fiscalía, Cunha se valió de su cargo para “intimidar parlamentarios, reos, testigos” y otros “agentes públicos” a fin de obstaculizar las investigaciones en su contra por las corruptelas en la petrolera estatal, de las que habría obtenido unos cinco millones de dólares que ocultaba en unas cuentas secretas en bancos suizos.

Además de los procesos en la Corte Suprema, el Consejo de Ética de la Cámara Baja investiga si Cunha mintió al Congreso al negar la existencia de esas cuentas, que fueron confirmadas por la propia justicia helvética, que colabora con las autoridades brasileñas.

EFE

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