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Francia tiene ahora un nuevo jefe de Gobierno, el cuarto en un año. Sébastien Lecornu, hasta ahora ministro de las Fuerzas Armadas, sucede a François Bayrou, que presentó su dimisión el martes 9 de septiembre. El relevo tendrá lugar a mediodía en Matignon, mientras el malestar social se extiende por todo el país a iniciativa del movimiento “Bloquons tout” (Bloqueemos todo).
Miembro de todos los gobiernos desde la elección de Macron en 2017, sigue siendo bastante desconocido para el gran público. Asistente parlamentario a los 19 años, en 2015 se convirtió en el presidente de departamento más joven, el del Eure, tras haber sido alcalde de Vernon, en Normandía. Muy arraigado en su territorio, lo que él denomina la “conexión normanda”, Lecornu es nieto de un resistente y se reivindica gaullista.
Reservista de la gendarmería y apasionado de la historia, ha trabajado en varios ministerios: Ecología, Colectividades, Ultramar y, posteriormente, Fuerzas Armadas. Durante los últimos tres años, en el Hôtel de Brienne, ha trabajado en el refuerzo de las fuerzas armadas francesas, logrando que la Asamblea aprobara la ley de programación militar que duplica el presupuesto de las fuerzas armadas. Buen orador, tiene fama entre la clase política de dominar sus temas y de ser lo suficientemente diplomático y astuto como para lograr compromisos.
Una elección de continuidad y proximidad
El presidente Emmanuel Macron ha optado por la continuidad, nombrando a un ministro experimentado y cercano a él. Sébastien Lecornu, que estuvo a punto de ser nombrado primer ministro el pasado mes de diciembre, se convierte en “el escudo de Macron”, señala la jefa del servicio político de RFI, Valérie Gas, encargado de evitar una disolución y estabilizar el ejecutivo frente a las presiones parlamentarias y sociales.




Tiene dos opciones. La primera es reiterar un acuerdo de no censura con el Partido Socialista, como hizo François con el presupuesto de 2025, contando con el temor a una disolución por parte del PS. La segunda opción es ganarse el favor del Rassemblement National.
La virulencia de las reacciones de la oposición inmediatamente después del anuncio de su nombramiento sugiere que la apuesta no está ganada de antemano. El RN, LFI e incluso los socialistas denuncian la elección de este antiguo sarkozista reconvertido en macronista, mientras que los LR se muestran más moderados.
Su primera tarea será consultar a las fuerzas parlamentarias antes de formar un gobierno, con el fin de aprobar un presupuesto y evitar la censura. “El presidente se juega la última carta del macronismo”, opina Marine Le Pen (RN). “Macron se arriesga a provocar el descontento social”, advierten los socialistas. “Una triste comedia”, señala Jean-Luc Mélenchon, de La France insoumise. Para el diputado de LFI Thomas Portes, el nombramiento de Sébastien Lecornu es una “provocación de Emmanuel Macron”.
Acompañado por su perro de caza Tiga, asume sus funciones al mediodía, sin transición, para una misión de alto riesgo. Paralelamente, las primeras acciones de movilización comenzaron el miércoles por la mañana en Francia por iniciativa del movimiento “Bloquons tout” (Bloqueemos todo).
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